El PER viene a resultar como la PAC del que no tiene tierras, y la PAC como el PER del que las tiene, como me indicaba, metafóricamente y lamentándose, no hace mucho tiempo un joven agricultor cordobés. Hoy --me decía-- acaban siendo ambas, PER (Plan de Empleo Rural) y PAC (Política Agraria Común), como los flotadores o los salvavidas de los que residiendo en el medio rural se encuentran con el agua al cuello, pero en situaciones distintas: uno es el desempleado agrario y otro el pequeño y mediano cultivador o ganadero, si bien es cierto que la coyuntura también afecta al grande, pues todo es cuestión de proporciones. Sin PER y PAC los más débiles o desafortunados, padecerían de inanición, o desertarían, volverían a emigrar si pudieran, no obstante haya personas, expulsadas del ladrillo, que de la ciudad han vuelto al campo, o finalmente perecerían sin más. Por eso mismo, sabedores de estos nefastos como muy posibles resultados, y ante la probable alarma que se ocasionaría, con sus consiguientes y molestas consecuencias sociales, la casta político-burocrática de la UE, aun conociendo la penuria económica que gravita sobre la Unión sabrá sobreponerse adecuadamente para que, con dificultades y más reglamentarias trabas y cortapisas, aun recortadas, se sigan recibiendo las ayudas agrarias correspondientes, así como igualmente las que les conciernan presupuestar a los organismos nacionales para atender a los parados y desempleados del sector, tal vez ¿con racionalidad, eliminando los abusos y reorganizadamente?

* Doctor ingeniero agrónomo