La poesía no es coto de nadie. El sentimiento poético es algo tan intensamente individualizado que no puede patrimonializarse por más que existan afinidades en el fondo y en la forma, lo que permite establecer criterios y lugares comunes. Admiro a los poetas de los pueblos, sin el beneficio del reconocimiento, ignorados muchos de ellos. Constituyen grupos estrechos donde compartir sus producciones, y desarrollan experiencias poéticas de interés en forma de talleres, tertulias y publicaciones ocasionalmente. Una de las poetas integradas en el grupo Caños Dorados de Fernán Núñez, María Rosa Laguna, es autora de un libro de prosa poética titulado Mano de Luna , que será presentado en los próximos días. En su libro, impreso en Montilla por Antonio Gázquez, la poeta sigue su propia línea interpretando la realidad y mostrándose convencida de las bondades de su experiencia no menos intensa por el empleo de la prosa poética. Amante de los libros y de las bellas letras en general, sus escritos nos hacen vislumbrar historias relatadas a a luz inconteniblemente íntima de la luna. El primer libro, como el primer amor, estará siempre presente a lo largo de su vida, como lo está su pueblo, Fernán Núñez, aunque no aparezca de forma contante y sonante su paisaje urbano, desde la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas con su soberbia nave basilical, al palacio ducal, un testimonio arquitectónico de la ilustración, el paseo de Santa Marina cargado de nostalgias, la Estacada y el Arco. Todos ellos obran en el pensamiento de María Rosa, y, si no patentes, sí que presentes en las pequeñas historias que configuran la obra, un libro cuidado y estructurado en bloques temáticos que reflejan fielmente la voluntad de su autora por acercarnos esta obra para ser gozada y enriquecida por la aportación de quienes la desentrañan con una lectura íntima y reflexiva.

*Profesor