La debilidad de nuestra economía aumenta proporcionalmente a la desgraciada gestión económica de nuestra crisis por parte del Gobierno del PP. No voy a relacionarla porque se sale del espacio y además todos conocemos esa gestión.

He tenido la oportunidad de compartir con mis amigos argentinos de aquel lado del charco, porque tengo otros aquí cerquita, y hemos debatido incluso con acaloramiento de los inmensos parecidos de los meses previos al corralito en Argentina con lo que está ocurriendo actualmente en España.

Para los más jóvenes o aquellos que no se enteraron bien, el corralito en Argentina significó la restricción de la libre disposición de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorros impuesta por el Gobierno en diciembre del 2001. En Argentina se conoce como corralito a un pequeño recinto cerrado con una red, y con estructura de caños o madera, en el cual se coloca al bebé para que descanse o juegue, siéndole imposible escapar del mismo.

Así, aplicaron dos medidas fundamentales a los clientes:

1) Los retiros en efectivo que superen los doscientos cincuenta pesos (250) o doscientos cincuenta dólares estadounidenses (US 250) por semana, por parte del titular, o de los titulares que actúen en forma conjunta o indistinta, del total de sus cuentas en cada entidad financiera.

2) Las transferencias al exterior, con excepción de las que correspondan a operaciones de comercio exterior, al pago de gastos o retiros que se realicen en el exterior a través de tarjetas de crédito o débito emitidas en el país, o a la cancelación de operaciones financieras o por otros conceptos, en este último caso, sujeto a que las autorice el Banco Central de la República Argentina.

Los antecedentes para tomar tales medidas fueron los mismos que estamos viviendo en la actualidad en España con algunos matices, que les he recordado a mis amigos, como que nosotros pertenecemos a la Unión Europea y a la Unión Monetaria, a lo que me han contestado que no saben qué sería peor.

La recesión más fuerte y prolongada (aun faltan dos años como mínimo según los expertos) conocida en nuestro reciente pasado; nuestro elevado déficit fiscal; el aumento de nuestra deuda externa; inyección de dinero público para salvar a los bancos; defraudadores fiscales y fuga de capitales; alto índice de desempleo y un gigantesco déficit público. Estos elementos se dieron en Argentina todos y cada uno de ellos en el año anterior a la toma de la decisión de aplicación del corralito. Aunque mis amigos argentinos se empeñan en garantizar que vamos a llegar a esa situación, les insisto en que no será así, que contamos con oportunidades de apoyo de la Unión Europea, Banco Central, FMI, Banco Mundial y otras ayudas posibles. Se han reído en mi cara: "Vos sos un ingenuo".

* Asesor en Relaciones

Internacionales y Cooperación