La modernización ferroviaria de Córdoba con la llegada del AVE en 1992 y la remodelación de los terrenos de Renfe que permitió estrenar por fin la anhelada Estación en 1994, constituyó sin duda uno de principales hitos de modernización experimentados por Córdoba en las últimas déca-das, como antes lo habían sido la creación de la Universidad en 1972 y la puesta en marcha del hospital Reina Sofía en 1976. Cuando una ciudad tan cosmopolita como Barcelona no ha visto llegar el tren de alta velocidad hasta 2008 y otras tan punteras como Bilbao, San Sebastián, Oviedo o Santander están aún a la espera de conseguirlo, Córdoba puede presumir de haber sido de las primeras. Bien es cierto que no por méritos propios, sino por la circunstancia geográfica de estar situada en el trayecto de Madrid a Sevilla. Y aunque las prisas para que aquella primera línea de AVE estuviera operativa en la Expo 92 se cobraran un costoso tributo --arrasar dos tercios del yacimiento arqueológico de Cercadilla-- Córdoba estuvo desde el primer momento en el mapa privilegiado de la alta velocidad española, lo que acortó sensiblemente la distancia/tiempo con Madrid y por tanto con Europa y el resto del mundo.

Las líneas de alta velocidad han puesto también de manifiesto la privilegiada situación geográfica de Córdoba, corazón del Andalucía, en el que confluyen los trazados de Sevilla y de Málaga, lo que nos permite disfrutar de 47 enlaces diarios con la capital de España, amén de los que también nos acercan a las citadas Málaga y Sevilla o a Zaragoza, Barcelona y Valencia. Somos los más ricos en trenes. Y eso permite no solo multiplicar las opciones horarias para desplazarnos sino también ofrecer facilidades semejantes a quienes nos visitan como turistas o agentes económicos. Estar a cien minutos de Madrid nos ha convertido casi en un barrio de la capital de España y eso se aprecia en los puentes y fines de semana, en que nos invaden pacíficamente oleadas de madrileños y forasteros en general para disfrutar de nuestra oferta cultural, monumental y gastronómica. Cuando los nubarrones de la economía alimentan el pesimismo de una ciudad sin grandes líderes que la conduzcan al futuro con pulso firme y seguro, la privilegiada situación ferroviaria debe contri-buir a mejorar la autoestima, de la que tan necesitados estamos. Y a otra cosa.

La celebración del vigésimo aniversario del AVE sería ahora una buena ocasión para resolver una cuestión pendiente, la guinda del pastel, dar un nombre a la Estación, como es común en la moderna red ferroviaria, cuando la de Madrid se llama Atocha, la de Sevilla Santa Justa y la de Málaga María Zambrano. Como en el 'libro de estilo' de Renfe parece que las nuevas estaciones han de ostentar un nombre específico, complementario del nombre de la ciudad, a la nuestra les da por llamarla 'Córdoba Central', como si hubiese aquí otras estaciones secundarias. El nombre de la Estación cordobesa es una vieja asignatura pendiente que conviene resolver ya, pues no depende de dotación presupuestaria sino de la voluntad del mandamás de la cosa, previa propuesta del Ayuntamiento, se supone. Y no será por falta de nombres. En nuestra rica historia bimilenaria abundan nombres de personajes universales entre los que elegir, entre otros, el filósofo Séneca; el obispo Osio; los califas Abd al-Rahman III y al-Hakam II; los sabios Averroes y Maimónides; el custodio San Rafael; el militar Gran Capitán; los poetas Lucano, Góngora y el Duque de Rivas, o los pintores Pablo de Céspedes y Julio Romero de Torres.

Si se opta por palabras alusivas a etapas o episodios históricos brillantes podemos elegir entre Colonia Patri-cia o Califato, y si se prefiere topónimo de lugar o monumento de renombre universal tenemos a mano Mezquita o Medina Azahara.

También cabe la opción de bautizarla con una actividad económica tan tradicional y prestigiosa como la platería, ¿qué tal suena Córdoba Platería? Y van dieciocho, docena y media, que no agotan las posibilidades. ¿Será por nombres?

Cuando el AVE se va aproximando a Córdoba sería hermoso escuchar por la megafonía del convoy la dulce voz de la azafata diciendo: "Señoras y señores viajeros, próxima estación Córdoba Séneca-".

O Córdoba Góngora. O Córdoba Mezquita. Un orgullo. Pues vamos, celebremos el aniversario con la guinda que le falta a la flamante Estación, un nombre que la identifique y sustituya por fin a ese 'Córdoba Central' tan insulso como inexacto y ambiguo.

* Periodista