A la Administración la buena gestión e intención se le presume. No presumirlo responde a intereses políticos contrapuestos. Eso aleja a los ciudadanos de la política porque los fallos imprudentes son criticados por la oposición hasta el infinito y los aciertos son relativizados. Por todo esto me encantaría que esta columna no fuera interpretada tendenciosamente, tan solo aspiro desde aquí a una humilde pero firme sugerencia: últimamente se habla de recortes de seguridad en la Feria. No sé si será cierto pero si así se prevé, estamos ante una imprudencia política que puede derivar en trágicos resultados. La Feria no es solo una tradición bella sino un foco de delincuentes reunidos decorados y acompañados por todos los vicios que podamos imaginar. En este lugar se junta toda la población y por ello toda seguridad es poca. Sé que las administraciones andan escasas de recursos pero aunando esfuerzos, las tres Fuerzas de Seguridad públicas pueden coordinarse aplicando para ello un mínimo gasto. Si no hay seguridad suficiente en la Feria la buena gente irá desapareciendo de allí y al final, como Sodoma y Gomorra, la Feria tendrá que desaparecer. Yo creo que una forma de evitar los recortes es no gastar desproporcionadamente en otras cosas. No elaborar cuantiosas operaciones contra el delito con exclusiva intención preventiva, populista o de entrenamiento porque eso está bien en tiempos de bonanza económica o en sistema políticos caciquiles pero en tiempos de crisis de espacios democráticos, la eficaz utilización del dinero es sagrada.

*Abogado