Año tras año, llegadas estas fechas, nos hacemos eco de nuestros patios ensalzándolos al máximo como cosa que no existe en otro lugar del mundo. Ya no somos nosotros solos los que lo decimos, basta estar en un patio y ver las manifestaciones de beneplácito que personas venidas de todas partes expresan asombrados de la belleza, del encanto, de la sublimidad que se desprende de sus pozos, de sus arcos, de sus fuentes, de sus flores.

Dicho esto, que abarca a todos los patios en general, permítaseme que hoy hable de uno, si queréis el más sencillo, el más humilde pero con una categoría y proyección, a pesar de presentarse por primera vez, que podría suponer un no va más en el futuro.

Si digo calle Chaparro número nueve, que es donde está el patio al que me refiero, tal vez no se relacione con otra cosa, pero si hablo de la Casa de Paso de Santa Marina y digo que el patio está encuadrado dentro de esta Casa de Paso, es distinto.

Allá por el rincón del fondo a la izquierda de la Plaza de la Lagunilla tenía una entrada, por la calle Chaparro número nueve tenía otra, y en medio una serie de viviendas por las que se pasaba, y a la vez que saludabas a sus vecinos, con un "buenos días" o "que aproveche", te servía para atajar y de camino entrarte sin permiso en sus viviendas.

El patio, nuevo este año en el concurso, sería el "no va más" si se uniera a él la parte que recae a la Plaza de la Lagunilla. Desde aquí hacemos votos para que esto pudiésemos llegar a verlo. Ya decimos arriba que nuestros patios no tienen par en el mundo. Qué maravilloso sería que además tuviésemos uno que se entrase por una casa y se saliera por otra.

Francisco Solano Pérez Pastor

Córdoba