Andalucía, tras la intensa jornada del pasado domingo, anda sumida en la resaca electoral en la que los principales protagonistas no dejan de lanzar sus respectivos mensajes.

El presidente en funciones de la Junta y principal candidato para repetir en el cargo, José Antonio Griñán, ha resumido lo que él cree que han dicho los votantes andaluces: Andalucía reclama un gobierno de izquierdas, pero también necesita estabilidad.

En buena lógica, ambas cuestiones deberían surgir de las negociaciones que emprenderán PSOE e Izquierda Unida, especialmente después de que el líder de la coalición de izquierdas, Diego Valderas, reiterara que no se va a dar un caso como el de Extremadura (el PP acabó gobernando gracias a la abstención de IU) porque ambas formaciones "son como el agua y el aceite". Esto no significa, ni mucho menos, que el pacto con el PSOE se pueda dar por hecho, porque a buen seguro que IU pondrá las cosas difíciles en la negociación, algo para lo que está perfectamente legitimada.

Por delante, Valderas ya ha puesto dos condiciones: su programa debe guiar el rumbo de lo que se haga y hay que hacer más políticas de izquierda. Aunque los recelos que despertaba el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, abanderado del sector más radical de IU, han quedado mitigados al diluirse su protagonismo en el total de 12 diputados que ha logrado la coalición, eso no quiere decir que las negociaciones vayan a ser fáciles y ya por lo pronto el propio Valderas reclama "humildad" a José Antonio Griñán y Javier Arenas.

LA OFERTA DE ARENAS

Precisamente ayer el presidente del PP-A y candidato a la Presidencia de la Junta, Javier Arenas, propuso acuerdos de gobernabilidad al PSOE-A "respetando el dictamen de las urnas" --su partido resultó por primera vez en Andalucía la fuerza más votada-- al dejar claro que ve "imposible" pactar con IULV-CA, algo en lo que ha coincidido su líder, Diego Valderas. La preferencia de Griñán es "entendimiento entre fuerzas progresistas", pero sin excluir el diálogo con los populares.

Sea como sea, lo que hay que certificar es una fórmula que dé estabilidad al próximo gobierno de la Junta, porque las extremas circunstancias en las que nos encontramos no permiten que se hagan experimentos que lleven a ninguna parte.

Los andaluces le han vuelto a dar una clara ventaja a las formaciones de izquierdas y eso merece el mayor de los respetos, algo exigible a las no pocas voces de fuera de nuestra tierra que han llegado incluso a ningunear la decisión que salió de las urnas el pasado 25-M. Con estos mimbres de izquierda debe crearse un gobierno que, eso sí, debe ser fuerte y estable por el propio bien de Andalucía.