El Banco de España nos aportaba recientemente los datos sobre las comisiones bancarias que se cobran en nuestro país. Durante el 2011, las comisiones por mantenimiento de cuenta corriente y cuenta de ahorro subieron un 22,3% y 22,9% respectivamente. Las cuotas por tarjetas de débito y crédito subieron el año pasado un 17,1% y un 9,7%. Si tenemos en cuenta que nuestro IPC está en torno al 2%, es evidente que las subidas de los precios por los servicios que prestan los bancos y cajas son excesivas.

Un reciente informe de la Comisión Europea también ponía de manifiesto que España es el segundo país de la UE, después de Italia, donde se cobran más altas comisiones bancarias. Es fácil constatar que las mayores comisiones bancarias las pagan las personas con menores recursos económicos, ya que si tienes acciones de la entidad, fondos de inversión, planes de pensiones, domiciliación de nómina... suelen aplicar otras comisiones bastantes más económicas. De hecho, las comisiones más altas que se pagan en la actualidad son por descubiertos en las cuentas corrientes.

La pregunta que todos nos hacemos es ¿por qué ocurre y se permite esto? Y la respuesta es que no hay competencia real y efectiva entre las entidades bancarias, con relación a las comisiones que cobran. Se liberalizó el mercado financiero para que las comisiones fuesen un libre acuerdo entre partes, pero este principio de libre mercado requiere que funcionen los mecanismos de competencia para bajar los precios de estos servicios. Sin embargo, aquí está demostrado que no se da esta competencia y que los efectos son los contrarios a los que se pretendían.

Las dificultades de acceso al crédito a familias y empresas, consecuencia de la crisis financiera que vivimos, hace que las comisiones bancarias pasen a un último plano. Lo que necesito es financiación y me da igual el interés y las comisiones que tenga que pagar. Estas circunstancias están siendo aprovechadas por los bancos para subir las comisiones por los servicios que prestan y conseguir pingües beneficios para sanear sus cuentas.

Por ello, el Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso hemos tomado una iniciativa para adoptar medidas que corrijan esta realidad. En primer lugar, es necesario que la Comisión Nacional de la Competencia evalúe la evolución de las comisiones bancarias que se cobran en nuestro país en los últimos años. Este análisis debe de averiguar si los mecanismos de competencia funcionan, y si no funcionaran, las medidas que habría que adoptar. También es necesario abordar medidas regulatorias, en colaboración con el Banco de España, para garantizar la transparencia y protección de los usuarios o clientes de los servicios bancarios. Y es evidente, que hay que mejorar la competencia entre las entidades bancarias por la prestación de servicios, mediante el establecimiento de obligaciones de transparencia estandarizada.

En este difícil momento, que se está apoyando desde el Estado a las entidades bancarias para reforzar su solvencia y el BCE está aportando una liquidez ilimitada a un interés bajo, es incomprensible que estas entidades no tengan un comportamiento más ejemplar, reanudando sus actividades de financiación a familias y empresas y cobrando un precio razonable y no excesivo por los servicios que prestan.

* Portavoz-adjunto socialista de

Economía en el Congreso