El próximo 25 de este mes, domingo de pasión, cuando se celebre la festividad cristiana de san Dimas, conocido como El buen ladrón, compañero de Xristo en el momento de su crucifixión, 10 días después de los Idus de Marzo, de fatídicas y deplorables connotaciones, ha sido la fecha elegida por el ínclito presidente de la Junta de Andalucía para convocar los comicios autonómicos; una fecha que para el socialismo podría ser de tan mal agüero como lo fue la del 20 de noviembre pasado, con los subsiguientes cambios que se han sucedido para la gobernación de España.

Y en conexión con ello las justificaciones producidas -no pocas tachadas de vacuas y demagógicas, como algunos estiman-, de los implicados dirigentes socialistas andaluces, para explicarse de cara al gran público con respecto a su periplo político, tanto durante los últimos 30 años, como sobre todo durante los más aciagos y recientes, que están resultando inútiles, ante la gran avalancha de acusaciones y datos adversos que les señalan, casi con generalidad, como los principales causantes del gran deterioro socioeconómico del pueblo andaluz, personalizado fundamentalmente en el políticamente desgastado presidente Griñán, atacado firmemente desde distintos frentes, como ya sin ambages por los líderes de la oposición política.

A tenor de lo cual aparece tan obvia como incuestionable la necesaria alternativa política, por más que ello suponga la travesía del desierto y la consiguiente catarsis del socialismo, que en lógica deriva habría de buscar su auténtica renovación.

*Doctor ingeniero agrónomo