Aceptémoslo: una mujer hoy es una entidad que se parece más a un pulpo funcional que a un ser humano. Modestamente entiendo que una de nuestras mayores derrotas como ciudadanas ha sido aceptar que el término mujer es sinónimo en la actualidad de un ser elástico que puede con todo; un equivalente moderno del clásico estereotipo de perfección y entrega femenina. Un mito actual que implica la misma condena a la que se vio sometida históricamente desde la visión tradicional y patriarcal. Una especie de condena en positivo: antes no valíamos para hacer nada, ahora resulta que podemos con todo.

En EQUO entendemos que estos desajustes de género son insostenibles. Una sociedad como la actual que coloca a la mujer en la diana de una serie de exigencias casi inviables está condenada al fracaso porque ya no somos piezas ocultas, somos piezas clave y debemos estar fuertemente asimiladas por la sociedad. Unas piezas que necesitan que la corresponsabilidad real sea un factor establecido. ¿Por qué esta apuesta? Porque somos un partido feminista. Sí, así, con todas sus letras. Asumimos públicamente el riesgo que supone utilizar este término debido a la gran victoria que han logrado las personas más retrógradas al vincular maliciosamente este término con los sinónimos de histérica , resentida o amargada contra la figura masculina. Nada más lejos de la realidad: EQUO entiende el feminismo como una defensa efectiva de la equidad social. Motivo este último por el que defendemos aspectos como la custodia compartida.

Algo poco razonable estamos haciendo como sociedad al permitir que las mujeres sigamos acaparando responsabilidades sin tregua mientras no se nos facilita hacerlas viables, no al menos sin dejarnos la salud en ello. Necesitamos como sociedad posibilitar la conciliación. Parece fundamental, como defendemos en EQUO, poner en marcha medidas que erradiquen la diferencia salarial entre géneros y fomentar la contratación de mujeres jóvenes en las empresas. De este modo promovemos la aplicación de planes de igualdad en agrupaciones e instituciones públicas. Sin olvidar que estos aspectos deben ser ya mimados desde la fase educativa del individuo. En nuestro ámbito educativo se debe incluir la realidad histórica de género en aquellas materias que ya están desarrolladas, los estudios deben fomentar la transversalidad de esta visión de género; hacer visible todos los descubrimientos recientes en torno a la realidad histórica de la mujer. La construcción de la igualdad debe ser real, traspasar el papel; la equidad debe ser una apuesta social inexcusable y para EQUO lo es, es uno de sus tres pilares fundamentales junto con la ecología y la democracia participativa.

*Candidata de EQUO por Córdoba al Parlamento Andaluz