Ante la conmemoración del Día de Andalucía debemos detenernos a reflexionar qué celebramos y qué recordamos más allá de un referéndum que nos otorgó la autonomía.

Una autonomía que costó sudor y lágrimas, que se gestó con mucho esfuerzo y, no lo olvidemos, con la oposición de la UCD de Soledad Becerril y Javier Arenas --hoy en el PP-- y por supuesto contra la derecha siempre centralista de "Una España No Tan Grande Ni Tan Libre".

Hoy debemos recordar la ilusión de tantos pueblos de Andalucía por hacer posible una autonomía real que, lejos de la conformidad constitucional que situaba a las de siempre de un lado y a las demás bajo la tutela del Estado, le permitiera realizar su ansiada reforma agraria, su necesario desarrollo industrial y su siempre anhelada protección medioambiental frente a tantos desmanes provocados por el desarrollo turístico malentendido y la voracidad de los adictos al cemento y al ladrillo.

Hoy cabe preguntarse hasta qué punto las ilusiones de las andaluzas y los andaluces se vieron truncadas: seguimos siendo la economía periférica utilizada a la vez que denostada por el norte, la frontera con el sur, con un millón doscientos mil parados y medio millón de familias en la pobreza.

Frente a ello, emprendimos con ilusión renovada la reforma del Estatuto de Autonomía en un sentido más social, más progresista, más reivindicativo. Convertimos nuestro Estatuto en un motor que garantizara la implicación del Estado en el desarrollo de los derechos sociales y la protección de los más débiles frente al poder económico, en la garantía del empleo público frente a la deriva liberalizadora y mercantilizadora de los gobiernos del PSOE-A.

Por eso, las mujeres y hombres de Andalucía no queremos ser lo que fuimos en la dictadura: la cantera de trabajadores mal pagados del norte, los habitantes de una tierra de señoritos y terratenientes que mal explotan y malgastan la riqueza de nuestra tierra, el escenario español para el sarao de ferias y bodas de duquesas y condes.

Queremos ser lo que decimos en nuestro Estatuto: iguales, solidarios y trabajadores. No queremos más cambios de forma ni de nombre. Queremos la transformación de la mano de las trabajadoras y trabajadores de nuestra tierra.

Por eso, andaluzas y andaluces, levantémonos, demostremos que no estamos dispuestos al engaño y que somos capaces de decidir nuestro futuro rechazando a quienes sustentan la opresión caciquil de esta reforma laboral.

Izquierda Unida Los Verdes Convocatoria por Andalucía representa los valores de esa izquierda real que debe demostrar el desarrollo de nuestro Estatuto, la de la verdadera transformación solidaria y la de la generosidad. Por Andalucía libre, España y la Humanidad.

*Candidata de IULV-CA Córdoba