A nadie se le escapa que la actual situación de guerra civil que se vive en Siria, es consecuencia de toda una dinámica publicitaria que ha venido gestándose desde hace meses por el llamado bloque de occidente. Los movimientos de la llamada "primavera verde", que se han desarrollado con distinta intensidad y virulencia siendo su última expresión la intervención de la comunidad internacional en Libia, dejó una lección aprendida para los aliados: "Hemos de intentar evitar a toda costa una situación similar que pueda desacreditar la acción directa internacional". A pesar de la prohibición expresa de las resoluciones de Naciones Unidas sobre la misión en Libia, las armas entraron por Egipto y se contó con asesoramiento externo en los cuadros mejor preparados de la insurgencia movilizada. Pero ello se hizo conjuntamente a la presencia de los navíos aliados en el Mediterráneo (entre ellos españoles) y en absoluto incumplimiento de la última resolución de la ONU. Enseñanza de aquello es la resultante de cómo enfilar el conflicto en Siria. Primero con una lluvia de noticias difundidas por todos los medios de comunicación occidentales, noticias sin confirmar ni posibilidad de hacerlo, sobre el grave deterioro de la seguridad en el país, un número alarmante de muertos en el conflicto achacados todos al gobierno a derribar, mientras a nivel diplomático y militar se realizaban algunas acciones encubiertas. Por un lado, había que desestabilizar a Rusia lo máximo posible e intentar ponerla entre la espada y la pared, ya que se sabía de antemano que vetaría cualquier resolución del Consejo de Seguridad, cosa que por cierto ha hecho. De ello se ocupó directamente la Secretaria de Exteriores norteamericana, la señora Clinton, apoyando a nivel internacional la presión sobre falta de transparencia y pucherazo en las elecciones rusas. Mientras esto se hacía evidente en medios informativos de todo el mundo, las acciones encubiertas para formar militarmente a los opositores y comenzar con el abastecimiento de armas, munición y pertrechos, se realizaba desde el sur de Turquía entrando en la frontera norte de Siria y, curiosamente, el reino de Jordania preparaba en su frontera con Siria enormes campos de refugiados ante el inminente inicio de la guerra civil. La comunidad internacional ha sido capaz de dibujar un nuevo escenario de la intervención que superará algunos de los errores que se dieron en Libia. El principal haber tenido que participar directamente con la armada y fuerza aérea de varios países. Ahora se trata de no tener que participar sino de propiciar que la guerra la hagan los que tienen que hacerla, los sirios de la oposición, consiguiendo el mismo objetivo sin que aparezca la intervención directa de occidente. Y lo han conseguido. Nadie se ha preguntado de dónde salieron las armas que los rebeldes están utilizando en esta guerra. A nadie parece interesarle qué países o qué agencias de inteligencia están detrás del asunto. Lo que sí parece claro es que el escenario es la preparación para una batalla mayor a programar en Irán, para lo cual ya se ha iniciado todo el proceso mediático que garantice como aliado a la opinión pública internacional. Nos están llevando a una guerra superior y casi no nos estamos dando cuenta. No debemos dejar de observar y denunciar que la escalada bélica en la zona pone en peligro la estabilidad mundial y que solo algunos países interesados en ir recuperando espacio económico dentro de la crisis son los que están promoviendo este incremento bélico que a todos nos pone en jaque.

*Asesor en Relaciones Internacionales