Vivimos en un mundo en el que todas las fuerzas se nos escapan hacia fuera y no acabamos de comprender que la única forma de seguir adelante es utilizar nuestra energía en la dirección contraria, es decir, de dentro afuera y no al revés. Pienso esto como acertado para la vida individual --lo es también para la vida colectiva--, y pareciera que se ha convertido en una forma de operar de nuestra ciudad.

Ha vuelto a ocurrir. No ha podido ser que nuestra candidatura a la Unesco para proteger los Patios como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad haya salido adelante, de momento, y a pesar de que ha sido una retirada a tiempo, tal vez para poder volverlo a intentar en otra ocasión en la que quizá haya más suerte. No pongo en cuestión la estrategia de la retirada, porque seguro que es acertada, yo lo tuve que hacer en su momento cuando siendo consejera de Cultura de la Junta de Andalucía retiré estratégicamente las candidaturas de Ubeda y Baeza, que luego fueron finalmente declaradas. La cuestión es otra, llegado este punto, donde acumulamos frustraciones para la ciudad por unas u otras cuestiones y, en mi opinión, habría que plantearse este tipo de acciones.

Sin poner en cuestión tampoco las ventajas que pueda traer una Declaración de la Unesco, creo que para nosotros, en Córdoba, va llegando la hora de dejar de mirar hacia fuera para que nos declaren, nos nominen, o descubran, y aplicarnos a otras estrategias más reconfortantes, menos frustrantes, y donde las riendas de nuestro futuro puedan estar más en nuestras manos y no fuera, donde llevamos un tiempo frío de negaciones.

Nuestros Patios no necesitan para sobrevivir, y para ofrecernos cultura popular y turismo cultural, más que la capacidad que tengamos de proteger innovando, y de construir sobre ellos, sencillos, alegres y tradicionales, otras miradas inspiradoras, creativas y modernas.

Los Patios del Mayo cordobés no pueden ser una inerme repetición de estética básica de una costumbre, bella y limpia, de las casas andaluzas. Puede y debe contener la influencia del siglo XXI, y por ello el riesgo de lo nuevo, sin que lo heredado pierda el sabor.

Hagamos arte con todas las disciplinas posibles en esos lugares privados en los que, por unos días, se produce la invasión alegre y agradecida de todos. Hemos de potenciar actividades en ellos, y actividades sobre ellos, que nos permitan decir desde dentro afuera cada año, que merece la pena una visita a nuestra ciudad para encontrarte con los Patios. Conozco muy bien los Patios --viví muchos años en su barrio principal-- y sé que son una filosofía de vida de muchas personas durante todo el año, esperando unos días donde se siente la recompensa de la admiración que producen estos jardines "enmacetados", que son la versión pobre, digna, lorquiana y andaluza, de cómo sin tener el poderío que te permite un verdadero jardín, no renunciar a la relación con la naturaleza. Ese contacto que nos salva y nos rescata de perdernos sin saber quiénes somos.

La cultura es una gran deriva humana, que no puede ser impunemente tratada, y que encierra una verdad que no puede ser falseada. Hagamos los Patios para nosotros, para conservar una manera de vivir, que no nos dé miedo pasarlos por lo nuevo. Auto exijámonos calidad y buen hacer en todo lo que los rodea, y luego abrámoslos a los demás, a cuantos más mejor. Sólo de esta manera continuará su aprecio y su atractivo, y la posibilidad de ampliar su llamada. No lo hagamos al revés, pensando en afuera lo que hemos sido capaces de mantener dentro. Existirán porque nosotros los apreciemos, se valorarán fuera porque nosotros los valoremos, y si hace falta, no los sometamos a más balances. Córdoba debe dejar de presentarse a tantas evaluaciones, nuestro tajo y compromiso en la cultura es proteger y disfrutar lo heredado, poniéndolo al día. El patrimonio cultural es, más que un depósito del pasado, un préstamo del futuro.

Concentrémonos en nosotros sin localismo, sin tanto esperar, porque el tiempo de ahora es el nuestro, y nadie debiera estropeárnoslo.

*Doctora en Derecho

Profesora titular de Derecho

Constitucional de la Universidadde Córdoba-UCO

Ex ministra de Cultura