No hace mucho asistí a un homenaje que otorgaban un grupo de amigos y asociaciones a Francisco Morales. Me invitaron a decir unas palabras así que no me quedó otro remedio que redactar un breve escrito para leer durante el acto.

Este homenaje había sido organizado por el Círculo de Artesanos, la Hermandad de la Aurora, el Coro Capilla, el Grupo Musical Javar, la Peña Flamenca, el Jucad Club y Amigos.

Cuando me llegó el turno de palabra no me quedó más remedio que sacar mi papelito y expresar lo mejor que mi ronquera y mi timidez me permitían "Amigo Paco:

Como todos los nacidos en Castro, y además en la Villa, creo que nos conocemos y somos amigos desde siempre, es decir, desde que nacimos, o a lo mejor si apuramos un poco más, tal vez antes, quizás desde que estábamos en el vientre de nuestra madre.

Pero nuestro encontronazo más directo fue a principios de los años 60, cuando el Dino Club se instaló en la Cuesta Santo Cristo y mi tío Pepe Jiménez y mi padre eran los responsables del bar.

Entonces tú, Paco, a petición de la Junta Directiva de aquel tiempo te ofreciste para impartir altruistamente unas clases semanales de francés. Uno de tus alumnos, como hemos recordado en ocasiones, era yo: Pepe Jiménez.

Realmente francés no aprendí mucho, pero si intuía que estaba con la persona que más adelante llegaría a considerar como un gran hombre: sincero, sencillo, generoso con su tiempo y su vida, buen ciudadano, compañero, amigo y encantadora persona.

Porque, para mí, grandes hombres no son aquellos que destacan por sus conocimientos, tampoco los genios de la música o pintura, ni poetas ni escritores, ni aquellos que consiguen llegar a alcalde de pueblo, diputado, ministro o presidente del gobierno. Y mucho menos los que alcanzan un cuantioso poder económico, frecuentemente cimentados en la explotación de los demás, en la mentira, el engaño, el robo, de la hipocresía, la maldad, la ausencia de moral y escrúpulos-

No. Grandes hombres son aquellos seres honestos, honrados, capaces de escuchar y ser escuchados, que están allí donde se les necesita, que respetan y son respetados, que quieren y son queridos, cuya voz es solicitada en cualquier tema que se tercie, porque todos sabemos que se pueden equivocar pero que jamás nos van a mentir ni engañar y que nunca van a utilizar nuestras confidencias en su propio beneficio.

Por eso, siempre depositamos nuestra confianza y cariño en estos escasos e insólitos "pequeños grandes hombres", uno de los cuales, Paco, eres tú; y por eso te deseo que vivas mil años más y que continúes siendo como hasta ahora, hoy, mañana y siempre".

* Pedagogo