Yo creo que tomarse tres cervezas viendo un partido de fútbol no es pasarse con el alcohol, pero mis últimas tres cervezas no me sentaron bien, a pesar de la victoria de España en el patatal de Lituania. Podrá parecer que todos los que cultivamos esta simpática tradición de beber cerveza somos unos borrachos, pero qué le vamos a hacer: el alcohol está en la base del edificio de nuestra civilización. Decir que el alcohol está en la base de la civilización podría parecer exagerado e incluso políticamente incorrecto. Pero lo que es es lo que es. Y el hecho es que el hombre primitivo se hizo sedentario y comenzó a domesticar y cultivar plantas hace unos 10.000 años, iniciando con ello la revolución neolítica. La historia oficial presupone que aquellas personas emprendieron el viaje de la agricultura para garantizarse el sustento frente a una caza poco fiable. Ahora, sin embargo, algunos investigadores como el biólogo e historiador natural alemán Josef H. Reichholf, vienen a decir que no hubo nada de ese noble objetivo de la supervivencia, sino que el hombre comenzó a cultivar cebada y domesticó la vid para tener suficiente cerveza y vino como para emborracharse. El profesor Reichholf defiende esa rotunda conclusión con no pocos argumentos. Entiende que la teoría de que los hombres empezaron a cultivar plantas, abandonaron la vida nómada y se establecieron de manera permanente en un lugar para alimentarse mejor, es una teoría que confunde causas y efectos. Cuando los cazadores y recolectores abandonaron su estilo de vida y su alimentación tradicional tuvo que darse alguna importante ventaja inicial; y el mero cultivo de plantas no trajo consigo grandes ventajas para la supervivencia. Según el Dr. Reichholf, aquellas primeras cosechas eran escasas y el cultivo de la tierra muy laborioso, motivos por los que la agricultura no pudo por sí sola garantizar la supervivencia de un pueblo. De hecho, el hombre del neolítico continuó cazando y recolectando para subsistir. Asegura Reichholf que la región del Creciente Fértil, donde se ubica el origen de la agricultura, la escritura, los números y demás fundamentos de la civilización, era una región rica en caza, por lo que dejar esa forma de subsistencia resultaba innecesario. Al principio, el grano se usaba como complemento alimenticio, de modo que su aplicación fundamental era la fermentación para la elaboración de cerveza. El pan se inventaría más tarde. Y eso quiere decir que el hombre necesitaba o apreciaba el alcohol tanto o más que el pan. La teoría del Prof. Reichholf no es descabellada y aporta sentido a la historia de la Humanidad y a la propia idea de Humanidad. Porque los humanos siempre han sentido la necesidad o el impulso de buscar sustancias que le permitieran trascender, traspasar el horizonte de su piel para fundirse con los otros; de hecho, la compasión y la empatía son los grandes signos de lo humano, y estas funciones están fijadas en el cerebro, en las llamadas neuronas espejo. No es casualidad que los pueblos organizaran sus religiones en torno al chamán, el sacerdote, ni que éste fuese el conocedor y dominador de los secretos de las sustancias capaces de llevar a los hombres a estados de unión, de religión, con sus semejantes y con el resto de la Naturaleza. Y tampoco es casual que la religión integral más antigua esté también en el Creciente Fértil. Nuestra propia religión hegemónica, el Cristianismo, reconstruye a Dios cada día en las iglesias como una mágica amalgama de pan y de vino.

* Profesor