A estas alturas del cuento cada vez tengo el asunto más claro. Al final vamos a conseguir que se nos nombre no la ciudad que sería sede de la cultura europea en el 2016, sino la ciudad más importante del espacio virtual, y en la ciudad de las fronteras invisibles, como ya una vez denominé a la realidad virtual, poco importa el año y si me apuran incluso el nombre. Toda utopía es anónima, igual de anónimos que son los abundantes correos electrónicos que últimamente se acercan hasta mi bandeja de entrada y cuyos "anónimos" remitentes se jactan de que Córdoba ocupa un lugar de primera fila en el abundante tejido de redes sociales que inundan el Internet. Fantástico, pero mucho me temo que en eso nos vamos a quedar (y que conste que no quiero llevar razón en este caso y ojalá que mis palabras me golpeen dentro de unos meses). La realidad, y no la virtual sino la real, manda. Quedan algo más de cinco años y aún no tenemos ni proyecto definitivo de Palacio de Congresos. Y me empecino en esto, en lo del "koolhaas de la Pacheca" (¿recuerdan?) porque esto es lo primero de lo que una ciudad que aspira a albergar la cultura de Europa durante un año debe disponer, como una carta de presentación. Los jueces que van a decidir el nombre de la capital cultural del año 2016 ya no van a conformarse con más discursos, más o menos hermosos, sobre las bondades que Córdoba puede ofrecer como ciudad de la cultura. Ahora, ya, y repito ya, hay que presentar realidades en firme. Ni adhesiones que poco importan, ni recogida de firmas que importan menos todavía y mucho menos estar en el "number one" de Facebook, de Twitter o de su santa y virtual madre.

Exijo, como ciudadano, que los políticos hagan algo serio por una vez (además de atajar el crecimiento del paro que sigue ascendiendo de forma imparable en nuestra capital) y que dejen de pensar, porque una intuición me dice que lo piensan, cómo se van a repartir el festín de la cultura. De verdad que deseo que nuestra Córdoba sea la Capital Europea de la Cultura para 2016 pero mucho me temo que hoy por hoy solo está preparada para obtener el óscar de la virtualidad.

* Profesor de Filosofía