¿Pensarían los pastores que llegaría un día en que los recibiría una ministra en un espacio noble y que el mundo entero, desde los palacios más hermosos hasta los estadios más emblemáticos, se alumbrarían como sus chozos, con la brillante y ardiente oscuridad de cuando no era necesario hablar de cambio climático sino de cabañuelas y auroras boreales? Hoy, la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino --o sea, de tierra, mar y aire--, Rosa Aguilar, clausurará, en el palacio de Congresos, una jornada sobre "pastores y trashumancia en el siglo XXI, una forma mágica de vivir". Y a la , en la Torre de la Calahorra, mantendrá un encuentro con pastores de carne y hueso, que todavía quedan, al menos en Villaralto --que tiene uno de los escasos, si no el único, museo dedicado a este histórico menester-- y en Cerro Muriano. Luego, de 20.30 a 21.30, antes de que cambiemos la hora a las 2 que son las 3, el "mágico estilo de vida de los pastores", como señala la ponencia (a lo que había que añadir "y penosa, y solitaria, y explotada y llena de sinsabores"), sentirá el ensayo que hará el mundo entero de cómo se alumbraban estos hombres cuando guardaban el ganao en la majá y los mastines le ladraban a los peligros de la noche: con las estrellas de las galaxias (mejor las del Camino de Santiago) y de las constelaciones (el Carro u Osa Mayor), un lujo sostenible ajeno a todo I+D. Ahora todo es tan sofisticado que del empacho de energía que sufrimos hacemos una hora de ayuno como para limpiarnos del exceso y volver a estar en forma para consumir más. Es lo que, en principio, hará hoy el estadio Santiago Bernabéu: apagará durante esa hora todas sus luces. Si no hay Liga ¿para qué vamos a ponernos a mal con el planeta de los pastores?