Siempre tenemos una cita pendiente con los amigos de verdad, aquéllos a los que valoramos por lo que son no por lo que tienen, y a los que queremos con la etiqueta de los dones. Y solo por eso asistí a un acto que resultó tan entrañable como brillante, celebrado en el Colegio de Médicos de Sevilla: el nombramiento y la entrega de la distinción de "médicos ilustres" a los doctores Francisco Camacho Martínez, José Manuel Martínez de Azcona y Buzo y a la Asociación de Médicos Jubilados "Peña los Infartados". La distinción se les concede "por sus brillantes carreras profesionales y su dedicación y entrega a la profesión médica". En ellos brillaba no sólo su trayectoria sino la estela de una vida entregada a la vocación médica: en el profesor Camacho, el haber sido adelantado y pionero en el campo de la dermatología, con una docencia que ha traspasado las fronteras, enlazando con las más altas personalidades y centros en encuentros y congresos; en Martínez de Azcona, sus más de 40 años como médico rural, y en la "Peña los Infartados", su vinculación permanente a la vida colegial. El acto, presidido por Carlos González-Vilardell, y por el director de la Fundación del Colegio de Médicos, José María Nieto, fue, por una parte, expositivo, casi académico, ofreciendo los más hermosos destellos de la profesión médica, y por otro, intimista, cordial, entrañable, rebosante de anécdotas, de humanismo cercano, de latidos de vidas que se forjan en el deber, en la entrega, en la generosidad y en el esfuerzo. Siempre tenemos una cita pendiente con los amigos, en sus momentos de gloria o de desolación. Por eso, resulta emocionante participar en esos momentos, compartir afanes y alegrías, sentir que, al fin, el trasfondo de la vida es un abrazo, que nos une, nos humaniza y nos eterniza. Enhorabuena, querido profesor Camacho, amigo siempre.

* Periodista