Ahora que en Córdoba habíamos dejado claro que la Mezquita ya no lo es (como el puente romano tampoco es romano), que es algo así como el decorado periférico de la Catedral porque la Historia es para quien (se) la trabaja y Santa Rita, Rita, ahora, digo, viene Obama y la monta. Al presidente hawaiano se le ocurre apoyar la construcción de una mezquita en la Zona Cero de Manhattan. Se ve que ya se ha cansado de vivir en la Casa Blanca. Además, la ocurrencia imperial llega a querer bautizar como Córdoba House el invento. Se ve que la otra vez que nos mentó en plan topicazo convivencial de las tres inculturas (como diría el doctor Perol Perólez) no le corrigieron el patinazo. Claro que a lo mejor esto del Córdoba House propina otro impulso a la capitalidad 2016. Yo, si fuera edil, ya estaría moviendo el culo por el tema, y le imploraría a Moratinos que, ya que no quiere ser alcalde de la Sultana --con lo bien que le queda el disfraz de moro rico que le pusieron en Afganistán--, por lo menos consiga esta vez que venga don Barack aquí en vez de mandar a su santa a veranear en los dominios de Jaime de Mora y en Palma, como la guiri trasnochada de una película de Ozores. Habría que decirle a Míster Marshall que es bienvenido, pero que esto de llamar con el nombre de Córdoba a un lugar de martirio, templo ya consagrado al becerro de oro --Torres Gemelas-- es peliagudo, que el diablo las carga (que se lo expliquen en inglés, "the Devil charges them", aunque no suene igual. Que, aquí, Córdoba se le llama, todo lo más, a un coche.

* Profesor