Hay palabras que al pronunciarse, por su fuerza y su mensaje, se convierten en un clamor. Hay discursos que pasan a la historia. Hay llamadas que se dirigen a las conciencias libres para iluminarlas o sacarlas de su letargo. Una de esas llamadas fue realizada, hace ya más de 30 años, por Alexander Solzhenitsyn, en un clarividente discurso pronunciado en la Universidad de Harvard (EEUU). Allí, el 8 de junio de 1978, el autor que desenmascaró las mentiras del comunismo y su opresión sobre el hombre, alertó sobre los peligros que amenazaban -y amenazan todavía hoy- a la civilización occidental. Estos son algunos de ellos. Primero: el declive de la valentía. "La merma de coraje puede ser la característica más sobresaliente que un observador imparcial nota en Occidente en nuestros días", afirmó el escritor ruso, subrayando con fuerza que "el mundo occidental ha perdido en su vida civil el coraje, tanto global como individualmente, en cada país, en cada gobierno, en cada partido político y, por supuesto, en las Naciones Unidas. Desde la más remota antigüedad, la pérdida de coraje ha sido considerada siempre como el principio del fin". La denuncia nos afecta en este momento, en el que ya se ha implantado como norma "lo políticamente correcto", y en el que es tan difícil "enfrentarse" a tantos dedos amenazadores, abierta o solapadamente. Segundo, el bienestar sin limites. Para el Premio Nobel, "el progreso tecnológico y social ha permitido la realización del Estado del bienestar. Pero en este proceso, ha sido pasado por alto el constante deseo de poseer cada vez más cosas y un nivel de vida cada vez más alto, que ha impreso en muchos rostros occidentales rasgos de ansiedad y depresión". Tercero, la vida legalista. "La sociedad occidental ha elegido para sí misma la organización más adecuada, basada en la letra de la ley, resolviendo todo conflicto de acuerdo a ella. Pero una sociedad sin otra escala que la legal es algo demasiado frío y formal como para poder tener una influencia beneficiosa". Cuarto, la orientación de la libertad. Solzhenitsyn proclamaba que "ya es hora, en Occidente, de defender no tanto los derechos humanos, cuanto las obligaciones humanas". La sociedad ha demostrado tener escasas defensas contra el abuso de la libertad que conduce a la violencia moral. Y quinto: la orientación de la prensa. El escritor denunció que "la precipitación y la superficialidad son la enfermedad psíquica del siglo XX, y esto se refleja especialmente en la prensa. La prensa se queda en fórmulas sensacionalistas". Al final de su discurso, el escritor lanzó ese grito: "¡Occidente, despierta!". Quizás nos convenga todos escucharlo de nuevo.

*Periodista