N hace falta comulgar con el credo de Hamás para llegar a la conclusión de que el abordaje de una flotilla -la "Flotilla de la Libertad"- de seis embarcaciones que llevaba ayuda a Gaza -y en la que viajaban varios ciudadanos españoles- es un acto injustificable que atenta contra el derecho internacional, degrada a Israel y suma adeptos a las facciones más radicales del mundo árabe, en general, y de Palestina, en particular.

El asalto en aguas internacionales ordenado por el Gobierno israelí reúne los ingredientes clásicos de un acto de piratería, impropio de un Estado obligado a respetar las leyes del mar. Pero es también un episodio que debe movilizar a la comunidad internacional para acabar -o al menos intentarlo- con la impunidad de facto de Israel.

RESPONSABILIDADES QUE SE DILUYEN

En caso contrario, si, como ha pasado otras veces y no debiera suceder ahora, las responsabilidades se diluyen en declaraciones rimbombantes sin ningún efecto práctico, los iluminados de ambos bandos ganarán terreno a los espíritus templados. Y, en el interior de Israel, los partidos xenófobos, dispuestos a convertir los territorios ocupados en guetos sometidos al apartheid y la ley marcial, se apoderarán más si cabe del hilo argumental desarrollado por el Gobierno de Binyamin Netanyahu.

El hecho mismo de que el abordaje se haya registrado solo un día antes de que Netanyahu se entrevistara con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, autoriza a abrigar los peores presagios.

El más preocupante es la neutralización de la diplomacia por los generales y los servicios de inteligencia. De él se deriva el convencimiento entre los halcones de que finalmente todo cae en el olvido y EEUU preferirá siempre un aliado incómodo a un mundo árabe imprevisible.

LA TRAGEDIA DE LA POBLACION PALESTINA

Algo que confirma en gran medida la historia de los últimos 60 años, escrita sobre la tragedia de una población -la palestina- martirizada por todos, incluidos muchos líderes árabes, en aras de la estabilidad regional.

Acaso la mayor diferencia con relación a sucesos anteriores es que, al ordenar el abordaje de una expedición internacional, Israel ha puesto a todo el mundo en su contra. No solo a Turquía, que dirigía la flotilla, ni a EEUU, que quiere alumbrar un Estado palestino cuanto antes, sino a cuantos hasta la fecha han prodigado gestos de comprensión.

Puede que se trate de una sutileza que escapa a la política del gran garrote de los centuriones, pero es, en todo caso, una realidad que condena a Israel al aislamiento.