El afán recaudatorio de la Sociedad General de Autores Españoles (más conocida en titulares por SGAE, por abreviar) se está haciendo tan pertinaz que está dejando cortos los chistes y parodias televisivas que se gastan los humoristas a su costa. Por aquí supimos de sus métodos implacables cuando el pasado verano la SGAE intentó cobrar una millonada al Ayuntamiento de Fuente Obejuna por la representación de la obra de Lope, que llevaba escenificándose en el pueblo y por el pueblo desde hacía años sin problemas ni débitos. A partir de ahí no ha dejado de sonar la fatídica sigla y siempre por lo mismo, por querer sacar dinero hasta a las piedras con la justificación de que se trata de defender los derechos de sus asociados. Ahora la Sociedad General de Autores, que ya no sabe para dónde mirar, se ha fijado en los peluqueros, a los que exige el pago de un canon si quieren seguir poniendo musiquilla ambiental en sus locales. Y los peluqueros, claro, han dado la voz de alarma "para hacer presión popular", dicen, y ver cómo frenar una medida que consideran abusiva. Las peluquerías catalanas, por ejemplo, han andado rápidas (la pela es la pela) y han colgado un cartel con el lema "A partir de ahora no olvides traerte la música de casa". Y eso habrá que hacer en adelante, llevarse puesto un ipod o un MP4; o dejarse de tecnologías y, un suponer, convencer al barbero para que te cante un aria (no sé por qué, el gremio siempre ha sido muy dado a los gorgoritos) si quieres oír música mientras te cortan el pelo. Y es que está bien que la Sociedad de Autores vele por ellos, que para eso está, como es comprensible que quiera luchar contra piratas y topmanteros . Pero debería aplicarse aquello de que "la avaricia rompe el saco". Nadie le reclamará un canon por el refrán.