Un año más llega un día con especial significación pedagógica, el "Día contra el abuso de alcohol", terminología cargada de un mayor pragmatismo, lejos de un saber mítico que impregna toda la vida del sujeto, que se basa en un mirar hacia atrás y con cierto tinte de fundamentalismo, y ello por la necesidad de seguir concienciándonos sobre lo que significa el consumo de esta sustancia, lo que se traduce en patología del acto, con repercusiones sobre la salud mental, las relaciones, los comportamientos y que por desgracia cada vez ganan más peso en las consultas de salud. Siguiendo con esta línea argumental, quiero significar el número de demandas de atención que por problemas relacionados con el consumo de alcohol hemos tenido, en el año 2009, la Unidad de Drogas y Adicciones del Instituto Provincial de Bienestar Social en cooperación con los Equipos Básicos de Atención Primaria de salud, así como con los recursos privados concertados que también atienden a esta patología. El número de demandas ha sido de 1.123, lo que supone el 32,79% de todas las demandas de atención por consumo de drogas, un 2,44% menos que en el 2008. Significar que Córdoba es la provincia andaluza que más demandas de atención por problemas relacionados con el alcohol existe (siPASDA 2009). De estas demandas, el 14,34% corresponden a mujeres y el 85,66% a hombres, con una edad media de 45 años, prácticamente igual que en el año anterior. Por tramos de edad, el mayor número de demandas se sitúa entre los 40-60 años, tanto para hombres como para mujeres, por encima de los 70 y por debajo de los 25 años las demandas son fundamentalmente de hombres. Profundizando en el perfil de los/as pacientes decir que, un 44,20% está trabajando, a diferencia de lo que ocurre con el resto de las demandas por otras drogas, donde el paro predomina por encima de las otras situaciones. El nivel de estudios de estos pacientes son los primarios con un 62,05%, la convivencia es fundamentalmente con familia propia. La edad de inicio en el consumos se sitúa en torno a los 16,79 años con una variación de más menos 5 años, siendo la edad del consumo abusivo de unos 29 años. La principal vía por la que nos llegan los pacientes a nuestros Equipos son los Servicios Sanitarios, debido fundamentalmente a la gran preocupación que para estos profesionales tiene los problemas relacionados con el consumo de alcohol (IPBS 2008), a la presencia de dichos Equipos Especializados en Drogodependencias y Adicciones en todos los Centros de Salud lo que supone mayor proximidad y normalización en la atención.

Destacar de manera especial la alta prevalencia de consumo de otras sustancias en las personas que demandan atención por consumo de alcohol. El 49,15% refieren consumir cocaína y el 64,05 cannabis, lo que viene a ratificar que el consumo problemático de alcohol se asocia de manera significativa con el consumo de otras drogas complicando el cuadro clínico y psicopatológico que dichos pacientes presentan. Complicaciones muy relacionadas con trastornos mentales con una incidencia del 37,44 %, presentando comorbidamente trastornos depresivos, trastornos de ansiedad y alteraciones del comportamiento. El asumir comportamientos de riesgo como algo normal (Lantigua, I. 2009, en elmundo.es) aun a pesar de las consecuencias, el verlas en un momento determinado de su vida como útiles o incluso necesarias (Mejías, E.2009), el pensar que para ser joven sea necesario consumirlas, o la presencia de psicopatología de base, pueden ser, entre otras, las causas que justifiquen el llegar a una situación de consumo de riesgo. Es positivo resaltar como el conducir bajo los efectos del alcohol es considerado como un comportamiento muy grave entre los jóvenes. De la misma manera es necesario aclarar que las crisis económicas, mas allá de lo que muchos puedan pensar, no se relaciona como causa de dependencia al alcohol u otras drogas, sí más bien como medio que lleva ante la necesidad de plantearse el tener que consultar por su situación de consumos por la mayor visibilidad de estos comportamientos.

Todo esto nos obliga a un cambio de posicionamiento ante este problema, a una nueva pragmática de la acción tanto desde el punto de vista preventivo como asistencial, donde acciones basadas en la globalidad de la situación del sujeto, con la participación de éste en la búsqueda de sus propias soluciones, desde la interdisciplinariedad como algo más que la suma de saberes y que va más allá de lo que hasta ahora ha sido lo políticamente correcto, donde el cuestionar todo lo anterior, si sabemos callar, nos puede llevar a contemplar nuevas estrategias terapéuticas o preventivas donde los propios afectados, sus familias o la colectividad tengan un papel predominante.

* Médico, coordinador asistencial de la Unidad de Drogas y Adicciones. Instituto Provincial de Bienestar Social