¿asta que punto estamos manipulados por incompetentes que estaban convirtiendo la comarca de Palma en un campo de minas xenófobas? No hay cosa más despreciable que un político cobarde. Escuchar al pueblo es la primera obligación de un representante. Esta comarca tuvo que autoelegirse por aclamación como dirigente de sus intereses ante la pasividad de unos gobernantes que no habían hecho nada para solucionar el paro creciente en un sector próspero que es la principal fuente de riqueza de por allí. La gente cogió a tiempo la situación y ha propuesto sin violencia que los contratos se realicen con un mínimo de cordura. Es vergonzoso que estas familias hayan enseñado a los poderes las buenas prácticas para convivir bajo un sol de igualdad de oportunidades. Han firmado un documento que exige condiciones igualitarias sea el currante de China o de Moreras; y que se tenga en cuenta la tierra que vio nacer a los palmeños. Antes, el extranjero era sobreexplotado; el autóctono, despedido; los precios, iguales y el empresario, enriquecido; al menos eso creía este último. Pero todo cae al estar el pueblo parado y al final nadie puede comprar naranjas. El empresario se pasaba por el forro el convenio porque no tenía la visión de futuro que dice que la discriminación provoca pobreza y violencia. Pero aquí nadie hablaba. El político no movía pieza para no ser tachado de fascista y mientras tanto las madres de Palma veían cómo el hambre se avecinaba. Palma del Río, Hornachuelos y demás... ¡Vaya gente admirable!

* Abogado