A finales de los ochenta, los amantes del deporte de la canasta teníamos que encender la radio para poder seguir a los clubes españoles en competiciones europeas. Cada jueves, tras salir del colegio, cumplía con el mismo ritual: llegaba a casa, hacía los deberes rápidamente y ponía la radio en el 88.4 de FM, donde, por aquel entonces, se podía escuchar Antena 3 Radio.

Dos enormes comunicadores destacaban de entre una excelente hornada de periodistas deportivos: Siro López y, cómo no, el genuino e ingenioso Andrés Montes. Quién no recuerda aquello de Alberto "caviar" Herreros, Nacho Azofra "el chico más listo de la clase" o aquella manera tan peculiar de intervenir en la ronda de resultados: "74-68. No es un número telefónico... Es el marcador del Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid", por poner una pequeña muestra de sus primeras grandes exquisiteces, las cuales permanecerán por siempre en nuestra memoria. ¡Qué crack!

Y qué decir de las madrugadas de baloncesto NBA en Canal Plus, sencillamente, inolvidables. Las conversaciones con Daimiel... ¡Memorables! Célebres fueron las aportaciones que surgieron de esas largas noches de showtime : "Bienvenidos a un nuevo vuelo de Aerolíneas Jordan, les habla el sobrecargo", "Varón, raza blanca, tirador", "¿Por qué eres tan bueno, McGrady?", etc, etc. Con sus míticos apodos, mejor ni empezar. Podría llevarme varios párrafos. Pero para mí, sin duda, la más grande de sus citas es la siguiente: "¿Por qué todos los jugones sonríen igual?". ¡Qué grande!

Su reciente etapa en la Sexta todos la conocemos: del "tiki-taka" al "¿dónde están las llaves, Salinas?". Si bien, de este último periplo profesional, me quedo con la narración de algunos de los mayores logros del equipo nacional de baloncesto, por los que ya forma parte de los anales de la historia de este deporte.

¡Gracias, Andrés! Gracias por haberme permitido disfrutar durante más de 20 años con tus genialidades y con tu inconfundible forma de vivir el baloncesto. Espero que, a pesar de tu repentina despedida, la vida pueda seguir siendo maravillosa.

¡Jugón!

José Luis Martínez de Carvajal

Córdoba