El viejo pabellón de la Juventud, antaño escenario de gestas deportivas del baloncesto cordobés y desde hace tiempo cerrado a cal y canto, puede ser el ejemplo más visible de cómo no se aprovechan unas instalaciones de las que está falta la ciudad de Córdoba. Si hasta hace pocos años era la antigua residencia Teniente Coronel Noreña la que simbolizaba la dejadez y consecuente infrautilización de un espacio público, es este antiguo polideportivo ubicado a la entrada del Sector Sur el que ha tomado el relevo. En ambos casos se trata de una nula o insuficiente respuesta institucional ante una realidad --a la vista de todos estaba antes la Noreña y ahora el pabellón-- cuya transformación ha sido y es reclamada por los cordobeses, desde los vecinos y sus legítimos representantes hasta colectivos sociales como los que hace unos meses ocuparon el cerrado recinto deportivo para reivindicar su uso. Ahora, parece que comienza la cuenta atrás para poner fin a esta situación.

El patronato Huertos Familiares, propietario del pabellón --y también de bastantes viviendas del Sector Sur-- y que tiene como principal responsable a la Subdelegación del Gobierno, tiene sobre la mesa un plan presentado por el PSOE para garantizar, con plazos y recursos, que la cesión de esas instalaciones al Ayuntamiento de Córdoba dote de equipamientos y mejoras al Sector Sur, a la vez que el viejo recinto sea transformado en una piscina cubierta, una biblioteca y una sala de barrio. En el acuerdo entre Ayuntamiento y Subdelegación está la solución.