Monseñor Porras Cardozo afirmaba en estos últimos días que el principio de soberanía no se aplica de igual modo para todos. El se refería al reciente golpe de Honduras, que siendo éste un país pobre y pequeño los organismos internacionales se dan el lujo de imponer su ley, preguntándose el referido mitrado si hubiesen actuado igual de haberse dado dicha asonada en Brasil o Venezuela .Se pregunta, de igual modo, si las acusaciones que pesan sobre el presidente Zelaya fueron o no otro golpe de Estado, en contra de las leyes de aquella república. Yo, desde luego, creo que no. De todas formas, el mundo se alinea sin fisuras con el depuesto presidente, y con las resoluciones alcanzadas en la asamblea general de la ONU o bien en la OEA y con la decidida presión internacional, también la nuestra, la de la UE y la de España, poco futuro le veo yo al nuevo poder constitucional hondureño de Roberto Micheletti, ya que nadie debería obedecer a un gobierno usurpador como el suyo, que desde luego sí que cuenta con el apoyo de parte del país, la de sus oligarquías, cuyos argumentos, al igual que el de los milicos, no resisten el menor análisis Yo no quisiera entrar en sus pormenorizados planteamientos, de unos y de otros que, con razón o sin ella, pudieran tener las partes enfrentadas, de los cuales sí que tengo mi opinión al respecto y que la resumo en pocas palabras: el golpe para mí siempre es un retroceso y quien lo da debe asumir las consecuencias del imperio de la ley que se derivan de ello. No cabe duda de que, por más dudas que suscitara el propósito de Zelaya de ajustar la ley a su objetivo de presentarse o no a la reelección, se ha violado claramente la supremacía del poder civil por el militar, por más que después se haya entregado de nuevo aquel al Partido Liberal. Pura pantomima. Ahora, sin embargo, sí que me preocupa y mucho la situación que se vive y cómo deshacer el golpe en un país donde la insurgencia va en aumento por días y también la consabida represión y la falta de libertad para que no se conozcan a fondo los hechos dados. Se dice por parte del diario El Tiempo que nunca se había sufrido en Honduras una violación tan profunda y masiva de la libertad de expresión distinta de la intervención gubernamental, ni tan siquiera en las más oscuras épocas de franca dictadura. Me preocupa y mucho, pues, que el pueblo no pueda expresar sus verdaderas opiniones con libertad, lo mismo que también me preocupa que poco más de una decena de familias tengan secuestradas de forma permanente a todas las instituciones del Estado democrático, a la Corte suprema de Justicia y, cómo no, también al Congreso Nacional de la República. Fueron las que trataron de parar la encuesta con órdenes judiciales de la Corte Suprema y con las diversas disposiciones del ministerio público. Entiendo que aquella consulta era legal y los recelos que contra ella se mantuvieron no fueron sino unas meras razones para hacerse con el poder por parte de quienes ya no consideraban a Zelaya como a uno de los suyos. De todos modos, a estas alturas todavía no tengo del todo claro el papel jugado por los EEUU, me extraña y mucho que no supieran nada de cuanto se avecinaba y desarrolló con posterioridad, me resulta raro que la CIA o el Pentágono no lo supiesen con anterioridad, lo mismo que conocieron en su día en España el 23F al tener en alerta sus bases en nuestro país, y máxime cuando lo que se dirimía ahora no era otra cosa que el equilibrio de fuerzas en la América española, de forma que si triunfaba la consulta presidencial ganaban terreno en Centroamérica las posiciones de Chávez y del ALBA, la alternativa económica al ALCA que como conocemos viene siendo patrocinado por los EEUU. De cualquier forma, sea cual fuere el origen del actual conflicto, los problemas políticos siempre habrá que solucionarlos con la política, sin intervención alguna del Ejército, que debería estar siempre a las órdenes de su comandante en jefe, que no es otro siempre sino el que marca la propia Constitución y en el caso que nos ocupa el presidente Zelaya, para mí el único representante legal de aquel país hermano. Por eso, pido que se dialogue al máximo para encontrar una salida al problema, entre otras cosas para que el golpe no acabe siendo un baño de sangre como consecuencia de la sinrazón y del enfrentamiento entre unos y otros.

* Catedrático