Mientras Florentino Pérez no seamos todos, como Hacienda, que fiche por el dinero que quiera. Pero no sé por qué cuando las cantidades pasan de la raya si hay ganancias son para unos pocos, y si pérdidas, como en la actual crisis financiera, de todos. Las grandes cantidades son para los Estados o para los autores de best-seller , como Ildefonso Falcones, que puede convertir a Córdoba en millonaria en visitas por sus espacios históricos si Fátima le hace un guiño al destino y transforma los lamentos de la Córdoba resignada en evidencias prácticas de la modernidad, que empiezan en los óxidos del Córdoba Palacio y terminan en los lujos ilustrados del Hotel Bailío, una vez degustada la auténtica nombradía de esta ciudad, que está en su casco histórico. Pero esos excesos millonarios, tanto en dinero como en venta de libros, repetimos, son solo para Estados o elegidos. La otra literatura es soledad de creador y constancia en el empeño de una vocación, si acaso esperando que un día suene la flauta. Lógico y lícito. Cristiano Ronaldo no tiene la culpa de que se crucen fronteras peligrosas, sobre todo en estos tiempos de EREs y cinturones apretados y consiga ser récord en valer más que nadie. 94 millones de euros son más que los 75 de Zidane, altura desde las cuales los 3,8 millones que cuestan las obras de rehabilitación del cine Góngora y los 348.000 euros gastados en comprar y rehabilitar el emblemático patio de San Juan de Palomares, 11 pueden dar risa. No sé, pero suena a algo de inmoralidad que alguien gaste tanto dinero en comprar un futbolista cuando con ese presupuesto Córdoba podría asegurar el futuro de todos sus patios. Puede parecer demagogia pero las grandes cifras llevan siempre trampa. O injusticias. Pensaba que la crisis nos había vuelto coherentes.