George Marshall en la Universidad de Harvard, hacia el año 47 del siglo pasado, dio a conocer su conocido Plan Marshall para paliar la fuerte crisis que sufría Europa tras la posguerra. A dicho plan no pudo acogerse España porque no cumplía ninguno de los requisitos que impusieron los americanos, pues se encontraba bajo el régimen franquista. No obstante, fechas posteriores, hacia 1953, se firmaría el Pacto de Madrid, que supondría el reconocimiento del régimen franquista por parte de los americanos, lo que supuso que se establecieran acuerdos entre las dos naciones. Acuerdos que incluía la ayuda económica, la cual fue de 129 millones de dólares, que procedían de organizaciones católicas norteamericanas (National Catholic Welfare Conference). De esta forma, durante la década de los 50 muchos desayunábamos y merendábamos con leche en polvo y queso americano, que nos daban en el recreo del colegio. También supuso que Luis Berlanga nos mostrara la sociedad española de los años 50 con su magnífica película Bienvenido Mister Marshall .

Pues bien, salvando las diferencias que nos da el tiempo, parece que hemos encontrado otro plan que nos sacará de la crisis: el plan Obama . Muchos políticos de izquierdas y algunos de derechas, y hasta nacionalistas, están esperando dicho plan como agua de mayo, y ven en él la salvación de esta crisis.

Hemos encontrado la panacea de nuestros males, el ungüento de Fierabrás de nuestra crisis. Cuando en realidad nos dice que debemos ponernos manos a la obra nosotros mismos y solucionar nuestros problemas. Y no vale decir que la globalización es la culpable y que nos lo resuelvan otros.

Tenemos que tener en cuenta que el señor Barack Obama es americano antes que ser de derechas o de izquierdas, ni tan siquiera "es la seña de identidad de socialdemocracia", como lo ve nuestro presidente Zapatero . Para el señor Obama, el "yes, we can" incluye a todos los americanos, sea cual sea su sentido político. No me veo yo a nuestro presidente metiendo el hombro con los de derechas (tampoco los derechas están por la labor). Así que por aquí el "we can" (podemos) no lo veo que pueda producir un efecto de euforia colectiva a la americana.

Posiblemente lo único que nuestros políticos sepan hacer es subirse al balcón con pañuelo en mano para ver pasar a los americanos, que transitarán a todo gas en sus grandes Aigas por medio del pueblo hasta perderse en el horizonte.

* Profesor