Ha dicho la referencia ideológica de los conservadores españoles que de la crisis se sale con flexibilidad, recorte de impuestos y sin intervención en el mercado. Me temo que las recetas que nos han traído aquí siguen imperando sobre ese importante sector político de nuestro país.

Me resulta curioso que quien marca su acción política con el recorte social señale el camino de protección social. Donde los conservadores gobiernan, disminuye el gasto público y se hace caso omiso a la reivindicación de mejoras sociales, y en los niveles en que no tienen responsabilidad de gestión intentan superar su complejo bien ganado de recorte social haciendo propuestas que no concretan nada, sino que pescan en el río revuelto de la dificultad de las personas para afrontar esta crisis.

La crisis es el momento de las políticas sociales. La ciudadanía premia en las urnas a las opciones políticas que avalan justo lo contrario que la receta de la derecha tradicional española. Estoy convencido de que esto es así porque la sociedad electoral (ni cautiva ni subvencionada ni mezquina) sabe distinguir las políticas que les defienden. En plena madurez democrática, nuestro país no se aventura con lenguajes o ideas que solo se hacen para la galería: son antiguas, suenan desfasadas, resultan raras de escuchar en una sociedad abierta, plural, moderna y cada vez más tecnificada y competitiva.

No le quito valor al trabajo que hay que realizar para defender el empleo y soy consciente de que los gobiernos tienen que tomar medidas concretas que contribuyan a paliar los efectos de la crisis y, particularmente, que impidan el padecimiento de esta situación en el mundo laboral. Por eso, aplaudo que el Gobierno actúe conforme a las previsiones de nuestro sistema constitucional, economía de mercado, utilizando las formas de regulación precisas para la evitación de hechos injustos o desviaciones perjudiciales; es decir, que ponga su capacidad de intervención al servicio del mayor interés estratégico del país: las personas.

La confianza en el país y sus actores económicos es el mecanismo que nos sacará de la crisis. El apoyo a las trabajadoras, los trabajadores, pero también a las empresas y los emprendedores, que ponen en valor sus activos para rendirlos hacia el beneficio colectivo. Y, si en algún caso no fuera así, es tarea del Gobierno, y de todos los ciudadanos en el marco de su responsabilidad, corregir esa marcha hacia el objetivo común de progresar juntos.

* Asesor jurídico