Nuevo jarro de agua fría sobre las perspectivas en que se va a desenvolver la economía española en los próximos dos años. Lo ha echado la Comisión Europea (CE) --concretamente, la Comisaría de Economía, que dirige el socialista español Joaquín Almunia --, que ayer difundió sus habituales previsiones intermedias, un documento de periodicidad estacional --los anteriores fueron en primavera y otoño del 2008--.

Las cifras que ha calculado Bruselas son aún más sombrías que las expuestas el viernes pasado por el vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes . Según la CE, la evolución negativa de la economía española hará caer el PIB un 2% en relación con el del 2008, frente al 1,6% asumido por Solbes. Sin embargo, el peor dato que calculan los eurócratas es que la UE, si bien tendrá recesión este año, en el 2010 ya habrá salido, por décimas, del bache, mientras que España tardará aún más. Estos cálculos se hacen a partir de las cifras de las siete principales economías europeas, que incluyen a España, que ha pasado, en dos años escasos, de ser la que más crece y lo hace con más empleo creado --y más inflación-- a ser la que más tardará en recuperarse y tendrá más desempleo --el doble, al menos, de la media comunitaria--, pese a que al tiempo registra, también inesperadamente, un IPC por debajo de la media europea. La previsión referente al paro, que puede acercarse al 20%, es la más inquietante. El propio Gobierno reconoce que este año se perderán 670.000 empleos, lo que llevará a una tasa de paro del 16%, pero apuesta a que no se llegará a los cuatro millones.

EL OPTIMISMO DEL PRESIDENTE

La difusión de estos datos coincidió con una entrevista al presidente Rodríguez Zapatero en la Cadena SER, durante la cual, lejos de admitir que la crisis va a ser más duradera, aseguró que podría acortarse a poco que se mantuvieran los datos más favorables: la reducción de los precios, especialmente de los carburantes, y la política del Banco Central Europeo de bajar los tipos de interés, que va a permitir que las familias tengan menos gastos y pierdan el miedo al consumo. El argumento se completaba con los efectos esperados de la gran inversión de 8.000 millones para estimular la actividad económica y el empleo, a través de la obra pública municipal.

RECETAS ORTODOXAS

El razonamiento entra en las recetas más ortodoxas de la economía, pero están pensadas para épocas de cambio de ciclo económico tradicional. Y todo apunta a que no estamos en uno de esos periodos, sino más bien ante un cambio más profundo, de contornos aún poco definidos. Por eso, las razones de Zapatero siguen pareciendo insuficientes.