La opinión pública internacional es claramente pro Palestina y antijudía. Las razones de esta proverbial inclinación del mundo occidental civilizado hacia el pueblo palestino y su animadversión hacia el pueblo de Israel son complejas y difíciles. La historia del nuevo Estado de Israel es la historia de una lucha denodada del pueblo judío contra todas las potencias de la zona: Siria, Egipto, Palestina, etc. Israel está acostumbrada a ejercer su propia lucha al margen de la opinión pública y desprecia cualquier modo de mediación internacional en el conflicto. A la sombra del poder del lobby judío neoyorquino, y contando con la ayuda de EEUU, se ha acostumbrado a actuar sin explicarse, a operar sin dar razones, a despreciar los medios de prensa y comunicación. Este desprecio constante ha dado lugar a que su imagen exterior se vea claramente mermada y sea ampliamente desdeñada en todo el orbe.

¿Por qué razón Israel no denuncia, y ha dado publicidad, a los continuos ataques de Hamás con sus cohetes sobre población judía? ¿Por qué no ha exigido públicamente que estos ataques cesen? ¿Lo ha hecho y acaso la prensa internacional no se ha hecho eco de estas quejas? ¿Quién suministra las armas a Hamás? ¿De dónde proceden los cohetes, a miles, que lanzan sobre territorio judío? ¿Por dónde se introducen? ¿Quién ha construido los miles de túneles que unen Gaza con Egipto?

Sin duda, si los israelíes, antes de dirigir un ataque selectivo y terrible, mortífero para la población civil palestina, se hubiesen dejado oír en la opinión pública internacional, hubiesen evitado esta intervención, hubiesen obligado a la acción internacional o, al menos, se hubiese visto legitimada su acción y contarían con el favor de los demás países. Este desprecio tiene que ver, sin duda, con el abandono, por parte de las grandes potencias, de Israel en los momentos más difíciles de su historia. Desde que los ingleses les dejasen a su suerte, pensando quizá que el pueblo judío sería definitivamente exterminado a manos ahora de las potencias árabes, lo cierto es que no se puede tachar la acción del Occidente europeo de ejemplar precisamente. No obstante, en el mundo en que vivimos nadie puede vivir al margen de la prensa, sin contar con el beneplácito y apoyo de los demás, y lo cierto es que Israel tiene aún por vencer su batalla más difícil: la de la opinión pública internacional.

* Profesor