Hoy es un día muy hermoso, no solo en la liturgia de la Iglesia --la festividad de Todos los Santos--, sino en el corazón mismo de la sociedad. Porque hoy es la onomástica de la felicidad. Fue, inicialmente, una celebración conjunta de todos los mártires cristianos, para pasar a ser después una fiesta conjunta de todos los santos mártires o no. Al mismo tiempo, se fue transformando en una especie de fiesta del "santo desconocido", es decir, de aquellos hombres y mujeres que no han sido declarados oficialmente santos por la Iglesia, pero cuya vida ha sido un testimonio auténtico de seguimiento del evangelio. Entre las definiciones más curiosas y sugerentes de lo que es un santo, se encuentra la de Nathan Söderblom : "santos son los hombres y mujeres por los que resulta más fácil a otros creer en Dios". Y no hay que emigrar a ningun lugar exótico ni a un tiempo especial para santificarse. Buero Vallejo , en su obra Hoy es fiesta , asegura que "todos los días son buenos para portarse bien". Al hilo de la jornada, he aquí una breve lista de "otras felicidades". Felices los que tenéis alma de pobres. Felices los mansos, los que os dejáis incomodar por la palabra. Felices los que, entre lágrimas, no podéis ser confundidos por la maldad. Felices los hambrientos, los que nunca os saciáis con lo hecho y siempre trabajáis por lo mejor. Felices los que sabéis perdonar, los que dais el primer paso, los que devolvéis bien por mal. Felices los que tenéis la mirada limpia, incapaz de dobles intenciones. Felices los artesanos de la paz, los incansables pacificadores. Felices los que no vivís tranquilos, porque nos dejáis tranquilos a los injustos. Felices vosotros, amigos, los que extendéis la mano para el abrazo y ofrecéis la palabra para el diálogo, los que dais el beso de la paz y no de la traición. Felices los que esperáis con la sonrisa en el rostro. Vuestro es el reino para siempre.

* Periodista