Los presupuestos de la Junta de Andalucía para el próximo año, presentados ayer en Córdoba por el vicepresidente José Antonio Griñan , prevén una inversión de 606,5 millones de euros en nuestra provincia, lo que supone un crecimiento del 5,7 por ciento sobre los del pasado ejercicio y la convierten en la segunda provincia andaluza que más crece en este concepto.

Las cuentas del próximo ejercicio están marcadas por dos líneas de inversión claras: una que afecta a los conocidos proyectos que tiene la ciudad en cartera desde hace años (Ciudad de la Justicia, Torre Noreña, Centro de Congresos o Centro de Creación Contemporánea) y otra para la expresa circunstancia de la crisis económica, que requiere una atención especial para dinamizar la economía y atender a los sectores más afectados.

La traducción de estos presupuestos atiende ambas expectativas, aunque evidentemente con la insuficiencia que subraya el declive económico y los déficits estructurales que definen la situación actual de Córdoba.

VARIAS CONCLUSIONES

No obstante, más allá de las opiniones de la oposición y la respuesta que generen en los distintos sectores sociales de la provincia, hay algunas conclusiones evidentes: Córdoba no sale aquí en una posición tan relegada como en los Presupuestos Generales del Estado, sino que incluso supera la media de inversión andaluza. Igualmente, el grado de compromiso con los grandes proyectos históricos al menos queda explicitado en las cuentas, aunque haya partidas en concreto, como las del Centro de Congresos, que en realidad solo están certificando la apuesta de la Junta de Andalucía por el proyecto y no su grado de compromiso, ya que difícilmente se puede concretar el apoyo a un proyecto que aún no ha sido redactado. También, pese a la decidida intervención en la Ciudad de la Justicia y la Torre Noreña --que parece cortar los dilatados procesos sufridos por ambos proyectos--, el proceso de ejecución elegido para llevarlas a cabo --las empresas se harían cargo de la construcción de los equipamientos, mientras que la Junta compensaría este gasto con la concesión de la explotación de los servicios y aparcamientos-- provoca ciertas reservas a juzgar por los precedentes en esta ciudad, como el propio Palacio del Sur y la empresa Ferrovial.

En cuanto a la atención expresa a la difícil situación económica, son partidas obligadas. Estamos ante unos presupuestos marcados en su filosofía y objetivos por una crisis que exige como terapia el aumento de la inversión pública. Al menos las cifras, siempre insuficientes, no dejan a esta ciudad fuera de ese objetivo. Su eficacia la dirá el balance que nos traiga 2009, pero su lectura nos dice que son cuentas que miran tanto las necesidades del presente como los proyectos que Córdoba tiene para su futuro.