Tengo que escribir este artículo de un tirón, sin mirar a los lados, sin buscar documentación, sin ni siquiera hacer una búsqueda rápida en google chrome o una consulta a los diarios digitales. Aun así llegaron a mis oídos cosas que preferiría no saber. Los rumores de malas noticias se propagan como un incendio en un día seco y ventoso. El Madrid perdió con la Juventus de Turín y, algo aún peor, dicen que mi banco tiene problemas de liquidez. No me sale la voz, pero por favor no dejes de leer; con esto de la escritura automática nunca se sabe lo que uno se puede encontrarr al cabo de unos cuantas palabras. El inconsciente puede rebelarse, quise decir revelarse, vamos, lo que se dice abrirse de par en par y aportar una perspectiva insólita de la realidad. Los místicos cuentan que, en los estados alterados de conciencia, la mente individual se expande hasta entrar en contacto con la más íntima esensia de la conciencia universal, y ahí las cosas se ven como si estuvieran fundidas unas con otras.

Se me ocurre que esa experiencia mística sería muy práctica para arreglar de forma definitiva la mayoría de los problemas domésticos e incluso los más graves conflictos políticos y crisis económicas. Pero somos tan escépticos, nos cuesta tanto aceptar estrategias vitales nuevas, que será difícil llevarlo a la práctica. La nariz me ha conducido directamente mientras ttecleaba sobre el ordenador hasta la cafetera humeante en torno de la cual se reúnen mis compañeros a media mañana; el café tiene algo de vía mística: facilita el consenso en la ocupación del espacio y en la inversión del tiempo. Aquí estamos todos alrededor de mi ordenador; alguien ha escuchado mi plegaria y me ha traído una taza rebosante del místico elemento. Me están preguntado qué hago pero no puedo responderles, ya dije que no puedo levantar la vista del tteclado , ni escrutar sus rostros con la mirada. Imagino que se ríien , porque la risa es la expresión del desconcierto. La mayoría nos reiímos de los otros, tal es el grado de deshumanización y desintegración de nuestras vidas. Por eso los políticos se ríen tanto en Las Cortes.

Me ha llegado un aviso de correo electrónico con un subject tal que así: "A great opportunity for Valiumm and Prozacc.shale" y otro que dice "pennis enlargment will make your wife happy" , y un tercero que me avisa con un mensaje apocalíptico para que disfrute del sexo "Attention please Armaghedon free girls porno video". El spam me mata. Cada mañana recibo doscientos mensajes y tiro a la basura ciento noventa y tres. Necesito software anti-spam como el comer. Un software libre, por supuesto. Me parece correcta esa iniciativa a escala mundial de los usuarios de ordenadores para conseguir programas libres o a bajo coste. A ver si me cambio de una vez a Ubuntu Linux. La red es algo más que un negocio: ya vivimos en red; en realidad ya somos la red. Por cierto, la vida política en nuestro país se está poniendo tan enredada que a veces me gustaría creer que todo esto no es más que una pesadilla y que, cuando se haga de día, despertaré en un estado que no ande replanteándose día a día su propia identidad y donde los debates se reduzcan a cuestiones tan de trámite, aunque no menos importantes, como las económicas, sanitarias y educativas. La frase anterior es en realidad un retal de un artículo de hace dos años que quedaba en el archivo sobre el que empecé a escribir, pero hay cosas que no cambian con el tiempo. Porque, claro, viviendo automáticamente, la vida casi no puede hacer sino plagiarse y recrearse a sí misma. ¿A dónde vamos?

* Profesor