La primera gran revolución en la difusión de la cultura en Europa se produce con la aparición de la imprenta en el siglo XV, un paso de gigante en el acceso al libro, porque permite ir del manuscrito, hasta el momento en poder de unos pocos, al libro, que puede ser adquirido por cualquiera. Se inicia la generalización del saber. La revolución de nuestra época es internet. Se puede publicar por internet, leer sobre cualquier tema, estudiar a través de él... Vamos a pasos agigantados hacia una cultura más extendida para todos los ciudadanos, que no son ya sujetos mudos de los mensajes que reciben, sino sujetos activos, porque pueden intervenir con sus opiniones, buena muestra son los foros, blogs... Frente a esta facilidad, libros e internet, se halla la otra cara, la de aquéllos que, aun sabiendo leer, no entienden lo que leen. La comprensión lectora, uno de los pilares básicos de la cultura, no se ha ido extendiendo en nuestra sociedad al paso de los avances en comunicación, de tal manera que una parte de los ciudadanos solo utilizan y entienden el lenguaje coloquial, por esto ante cualquier texto de cierta dificultad como un BOJA, el prospecto de un medicamento, informaciones económicas y, por supuesto, una sentencia judicial, se quedan in albis . Nos falta lo que en lengua se llama cambiar de registro lingüístico, es decir, la capacidad de pasar del nivel coloquial a otros más cultos en los que la lengua del día a día no nos sirve. Si esto no se soluciona, aunque dispongamos de libros e internet, no dejaremos de ser analfabetos funcionales.

* Profesora