En el libro II de la República , sobre el ideal supremo del bien, Platón asume que el mejor guardián de una cosa cualquiera podría ser su más hábil ladrón.

¿Ha podido haber algún cambio al respecto casi veinticinco siglos después? Mucho me temo que no, todavía nos condicionan las sombras de la caverna.

Y es que, como se dice en tan clásico mito, uno solo llega a observar el "sol inteligible". Todos los demás sienten --¿sentimos?-- miedo a lo desconocido.

El pavor y la incertidumbre son reacciones que siguen siendo decisivas y tal desconfianza la que hoy hace que la economía global no termine de disipar sus dudas. La práctica totalidad de las grandes naciones del mundo como los poderosos bancos centrales han nacionalizado ya gran cantidad de entidades bancarias y aseguradoras, inyectado ingentes sumas en todos los mercados, comprado dudosos activos hipotecarios o sus valores basura, comprometido garantías sobre depósitos y cuentas e incluso nuestro gobierno ha optado por un inexcusable pero oneroso plan preventivo contra esta debacle financiera.

Pero, en el caso de España, el mero intervencionismo no puede sacarnos del agujero en el que estamos sino empezar a cortar la colosal deuda pública, los cien mil millones anuales --ahora imposibles de captar dada la restricción del crédito extranjero-- que acogotan nuestra actividad disparando el desempleo. Iniciada al fin una cierta coordinación europea para poder afrontar de forma conjunta las secuelas de este inmenso crack, y que cada miembro de la CEE se haya olvidado de actuar por su cuenta en carrera al sálvese quien pueda, es hora de abordar posibles ajustes en la estructura económica de cada país.

Si aquí todo indica que estamos entrando en recesión, y de remate hay poca liquidez, no nos queda otra que austeridad recortando gastos superfluos y la factura autonómica, dispendio que sencillamente no nos podemos permitir en estos momentos. Pese a ello, los presupuestos del Estado van a aprobarse con el pertinente desnivel inversor a favor de los nacionalistas y bajo déficit.

Volviendo al paradigma del guardián y ladrón: como en esto de la banca se suelen socializar pérdidas mas no ganancias, al posible pagano solo le queda su ética individual frente a la común carencia de equidad. Platón lo dijo con socrática ironía: mucha habrá de ser la normativa donde sea poca la justicia.

* Escritor