Hinojosa del Duque celebra estos días la XVII Feria del Libro, instalada en la plaza de la Constitución, en un marco ciertamente incomparable, con la catedral de la Sierra como telón de fondo. Por deferencia del alcalde, Matías González , tuve el honor de presentar en la noche de la inauguración mi libro Meditaciones en el AVE , editado por San Pablo, escrito a raíz de una serie de viajes por motivos de estudio y, sin duda, como "un bien colateral", de los muchos que nos ofrecen esas aventuras especiales que protagonizamos y que vivimos profundamente en nuestro corazón. Un título puede que no tenga importancia, pero una meta lograda, aromatiza nuestros pasos y nuestro caminar. Aproveché la ocasión de presentar esta obra en mi pueblo, para subrayar ese espectáculo maravilloso, en la noche hinojoseña, contemplando esos tres "templos" que se daban la mano en un saludo abierto y cordial: el "templo de Dios", en la parroquia de San Juan Bautista; el "templo de la cultura", en la Feria del Libro; y el "templo del pueblo", en la sede del Ayuntamiento. Los tres templos tienen características comunes: la universalidad y el ofrecimiento. Los tres están abiertos a todos y todos podemos acercarnos a ellos con pleno derecho. Los tres nos hacen preciosos ofrecimientos, que no imposiciones: el primero nos ofrece la "Palabra que se hizo carne y habitó entre nosotros"; el segundo, nos ofrece los libros, como vehículos de cultura; y el tercero, el Ayuntamiento, nos ofrece el servicio al pueblo. Con respecto a Dios, sí que tienen algunos matices: el "templo del pueblo" debe respetarlo, como corresponde a un Estado no confesional; el "templo de la cultura" debe buscarlo, como decía Machado , "entre la niebla", tantas veces; y el "templo parroquial" debe ofrecerlo con fidelidad y encanto. Todo fue muy hermoso en la Feria del Libro de Hinojosa.

* Periodista