El pasado 12 de junio emprendió el eterno viaje una poeta en el silencio, Margarita Melguizo . Sí, en el silencio, porque a ella no le gustaba prodigarse demasiado en cuanto a recitales y ediciones se refiere. De hecho los libros que tiene editados han sido regalo de sus hijos con la recopilación de los poemas que éstos han podido conseguir, quedando así una extensa obra inédita en la que también se prodigan relatos y cuentos. Solo ofrecía sus colaboraciones en la revista de la Asociación Literaria Wallada, de la que era socia fundadora o en revistas de tema religioso y otras destacadas de Córdoba y nacionales en las que sus versos eran requeridos. Ella era más de componer poesías para regalarlas a su familia y amistades como si ofrendara una flor; así las recibíamos a quienes nos las dedicaba, que han sido muchas, porque Margarita ha sabido cultivar también generosamente la flor de la amistad. Por esto me consta que esta gran poeta y no menos gran persona no ha hecho el último viaje "ligera de equipaje", como dijo uno de los grandes de la poesía, Melguizo se ha llevado a la otra orilla un equipaje repleto de amistad, amor y gratitud de todos los que nos hemos sentido regalados con su forma de ser y de hacer tan abnegada. Que la flor de su nombre, en un tiempo no muy lejano, orle alguna de las calles de esta su Córdoba a la que tanto quería y tanto le cantó en sus versos.

Rafaela Sánchez

Córdoba