La filosofía, según Ortega , debía comprender la vida y la historia además de trascender a las ciencias. Con tal criterio, éstas no colmarían la necesidad de conocimiento dado que no se podrían elevar sobre sus principios, pues éstos, a su vez, serían unos espacios a explorar por la propia filosofía. No obstante, en Historia como sistema , llegaba a afirmar: "Por primera vez en la historia, las potencias de realización, de logro, han ido más lejos que las de la mera fantasía. La ciencia ha conseguido cosas que la irresponsable imaginación no había siquiera soñado". Con estas palabras atestiguaba, entre otras cosas, que no se le podía acusar de circunscrito a algún concepto o creencia previa.

Aquella eximia línea de pensamiento parece hoy como muy lejana, la razón vital y la razón histórica también, pero algunos seguimos planteando que su doctrina acoge el ser fundamental del mundo como objeto de consideración, aunque la ciencia superara con creces ese hándicap al que Ortega se refería.

Precisamente por rebasar esta acotación, que el pensador madrileño ubicaría en la hipotética frontera de la ciencia, se han de confesar en minoría los que, desde el terreno filosófico, aún perseveramos en esas sempiternas preguntas que al día de la fecha permanecen sin respuesta pese al tiempo transcurrido.

La ciencia, empero, se activa en progresión geométrica. La biotecnología se está configurando como la gran protagonista de este nuevo siglo, ello hasta el extremo de que la sociedad en general y el ser humano en particular quizá no asuman el alcance de los avances científicos por el acelerado incremento con el que se producen, ni tampoco por lo que puedan llegar a suponer para la salud o la supervivencia del medio, con tan mítico umbral de futuro ante nuestros ojos. Más las conclusiones de los expertos no son unánimes. Oímos dictámenes a favor y en contra de los transgénicos, de la carne clonada, de la creación de embriones por transferencia nuclear o entre humanos y bovinos, de proseguir sintetizando microorganismos... etc. Poco o nada se habla de si será prudente crear vida casi por elección, si hacerlo con virus que pudieren acabar resultando incontrolados o caer en manos indeseables... Estas y otras muchas incógnitas encajarían ahora como valiosos objetos de consideración. La ciencia --resumía Ortega-- es aquello sobre lo cual cabe siempre discusión.

* Escritor