Las implicaciones de la captura en Tenerife del general croata y presunto criminal de guerra ante Gotovina son diversas. Para las autoridades españolas ha sido un punto a favor de su policía y servicios de inteligencia. Queda por aclarar el por qué de la tardanza de varios días entre la llegada del fugitivo y su detención. O el significado exacto de esas alusiones oficiales a la colaboración entre los gobiernos de Zagreb y Madrid. Debe tenerse en cuenta que Gotovina ha demostrado una envidiable capacidad de movimientos: Tahití, Argentina, República Checa, China, Chile y hasta Rusia. La odisea del croata parece encajar sospechosamente con estos tiempos de traslados secretos de terroristas islámicos y otras piruetas áreas para saltarse la legalidad internacional. Se habla de vuelos charter, de medios económicos que no pueden haber salido de los ahorrillos de un general croata como Gotovina, por muy héroe de guerra que se le pueda considerar. ¿Su detención fue producto de una negociación bajo cuerda y se realizó en España porque ofrecía una serie de contrapartidas políticas beneficiosas para unos y para otros? Puede ser. El resultado de echarle el guante a Gotovina en Rusia, Argentina o Tahití, pongamos por caso, no hubiera sido el mismo.

Al fin y al cabo el Gobierno español es abiertamente favorable al ingreso de Turquía en la UE, y en octubre la negociación sobre la aceptación de este país como candidato se realizó en relación a la contrapartida de la apertura de puertas a Croacia... aunque con el problema del fugitivo Gotovina como trasfondo problemático.

La captura del principal acusado croata de crímenes de guerra tiene más implicaciones. La primera, que aumenta la presión para que sean localizados y detenidos el general Ratko Mladic y Radovan Karadzic, el principal líder político de los serbios de Bosnia durante la guerra de 1992-1995. Eso puede ser un mero espejismo. Todo da a entender que Gotovina fue ofrecido como moneda de cambio para facilitar al acceso de Croacia a la UE. Pero Serbia no tiene ese aliciente, y la captura de Mladic y Karadzic posiblemente desestabilizaría la situación política en el país disparando el voto a favor de los radicales o algo peor. El verano pasado se rumoreó que Mladic estaba a punto de entregarse él mismo al Tribunal Penal Internacional de La Haya. Parece que en el último momento no se llegó a un acuerdo sobre las condiciones de la entrega. Las razones de tanta cautela son comprensibles, aunque complejas. La operación Tormenta que arrasó la denominada República Serbia de la Krajina en el verano de 1995 fue cuidadosa e intensamente preparada por el ejército croata con ayuda y asesoramiento norteamericano y alemán. En ese contexto, Gotovina es un chivo expiatorio que seguramente saldrá del aprieto sin grandes cargos y la operación Tormenta seguirá siendo en Croacia lo que ha sido hasta ahora: un día de fiesta nacional celebrado por todo lo alto. Las responsabilidades del serbio Mladic son más importantes que las de Gotovina y van desde el cerco y bombardeo de Sarajevo a la masacre de Srebrenica. Pero también hay incómodas implicaciones en el alto mando de Belgrado y con el juicio que se sigue contra Milosevic. ¿Qué ocurriría si éste quedara exonerado de la matanza de Srebrenica, por ejemplo y todas las culpas recayeran en Mladic? Varios libros sobre la tragedia de Srebrenica insinúan que Mladic recibió luz verde de las potencias del Grupo de Contacto para tomar los enclaves de Srebrenica, Zepa y Gorazde el verano de 1995, a fin de simplificar el tortuoso mapa militar de Bosnia y preparar la conferencia de Dayton. Nadie previó la matanza de Srebrenica, que no se produjo en el otro enclave, Zepa. Ahí pueden surgir incómodas implicaciones internacionales de las que nadie querrá responder.

Las guerras de Croacia y Bosnia no sólo fueron choque militares: en los entretelones del conflicto se desarrolló una tupida red de contactos diplomáticos, pactos secretos, ajustes, apaños, complicidades y arreglos de última hora y bajo cuerda, que ahora se intentan meter bajo la alfombra. ¿Acaso se ofrece puntual y detallada información sobre los procesos que se desarrollan en el Tribunal Penal Internacional? Hasta el juicio contra Milosevic se ha convertido en un aburridísimo espectáculo que sólo transmite la televisión serbia. En eso, Gotovina tendrá una ventaja adicional: Franjo Tudjman, el presidente de entonces y responsable último de muchos cargos, está muerto.