El gobierno de George Bush recibió duras críticas durante la pasada conferencia sobre el sida en Bangkok por su peculiar estrategia de lucha contra esta pandemia, a pesar de haberse demostrado que la utilización del preservativo evita la transmisión del VIH con una eficacia mínima del noventa por ciento. No hay mejor medida frente a la expansión de esta enfermedad por el mundo que el uso del condón. Sin embargo, la administración Bush pretende combatirla alentando la abstinencia sexual hasta el matrimonio en vez de apoyar el poder preventivo de los preservativos.

Esta postura de Bush, sin duda sustentada por una profunda convicción personal, también parece venir como anillo al dedo a las reclamaciones de los grupos más conservadores de la sociedad norteamericana, los mismos que no dudan en llegar al extremo de usar las amenazas y la violencia en su cruzada personal contra el aborto, contra cualquier derecho reclamado por homosexuales y lesbianas o contra la normalización de la prostitución. De hecho existe una organización, calificada como secta en algunos medios, que lleva años empeñada en un curioso proyecto cuyo objetivo es promover la abstinencia entre los jóvenes. El SRT, acrónimo de la expresión inglesa Silver Ring Thing , es la denominación que recibe tanto dicho grupo como el programa que desarrolla. La historia del SRT comienza en 1995, año en el que Denny Pattyn crea un programa de abstinencia sexual en el suroeste de los Estados Unidos.

Según sostiene la propia organización, el programa se diseñó con el objetivo de atraer la atención del típico adolescente del siglo veintiuno y ofrecerle protección ante los efectos destructivos de una cultura americana basada en la obsesión por el sexo. La idea madura y en el año dos mil se materializa en el programa tal como se presenta en la actualidad.

El programa SRT pone ante el joven simpatizante de la abstinencia sexual una elaborada ruta en ocho etapas que empieza con lo que ellos denominan "Compromiso", o voto de castidad, el cual se adquiere durante la participación en un acto público y que se simboliza con un anillo de plata que el joven se pone en ese momento. Esta primera etapa es crucial, y la organización no duda en emplear las más modernas técnicas audiovisuales, con iluminación y sonido de discoteca, ordenadores y pantallas de televisión, para atraer y persuadir a los simpatizantes.

Una vez adquirido el compromiso, el joven, o la joven, pueden optar por seguir las subsiguientes etapas que pasan por el estudio para reforzar el compromiso adquirido, la participación en tareas de reclutamiento de nuevos aspirantes, el desarrollo de un espíritu de líder dentro de la organización, la participación en un campo de verano que facilita la integración con los otros miembros, la graduación en un programa de estudios de formación juvenil, hasta culminar con la incorporación al staff de la organización.

En los primeros cinco años del programa, del orden de mil adolescentes asistieron a esos encuentros, recibieron su anillo de plata y firmaron un voto de castidad hasta llegar al matrimonio. En la actualidad, decenas de miles de jóvenes lucen su flamante anillo de castidad por EEUU, Reino Unido y otros países.

Sin embargo, un estudio llevado a cabo por la Universidad de Columbia revela que el voto de castidad, si bien retrasa el primer encuentro sexual de los jóvenes durante una media de dieciocho meses, hace que estos, una vez que se vuelven sexualmente activos sean más reacios a emplear algún tipo de método anticonceptivo.

En palabras del Dr. Peter Piot, director de Onusida, "querer que los mensajes enfocados a los jóvenes para que se abstengan de mantener relaciones sexuales tengan algún resultado frente al retrovirus, no tiene ninguna base científica y es muy poco realista". Sin duda, las relaciones sexuales estables con una pareja libre del VIH es lo único que garantiza un cien por cien de seguridad.

Pero, por no usar un condón, ¿quién se va a quedar para toda la vida con la primera persona que conozca?