El viernes pasado les contaba que un estudio había fijado en cuatro días el tiempo de duración media de las relaciones en España. Algunos se mirarían incrédulos, supongo; sin embargo el lunes sucedió lo de los abuelos. Como recordarán, un anciano de 82 años había matado a su mujer, de 81; ambos se habían casado cinco días antes. Es curioso examinar los detalles de las noticias que nos dan los medios. Por ejemplo, en ésta, se nos describía cómo el móvil parecía haber sido los celos del marido, que temía que otros jubilados hubieran podido visitar la habitación de la novia.

Todo esto debe hacernos reflexionar: no sobre la esperanza en una vida sexual activa a los ochenta (único consuelo para los que tenemos graves problemas para tenerla, activa o incluso tranquila, a los treinta), sino sobre lo que llamaríamos las "afueras de la noticia", que acaban tapando, por su singularidad y presunta marca curiosa o humorística, el centro de lo noticiable.

Otro caso de esta misma semana. Voy a escribirles el caso más o menos entero, y luego lo resumo tal y como han hecho otros medios. Un juez de Barcelona que había sido siempre loado como defensor de las mujeres maltratadas, que había recibido la medalla de bronce al mérito policial, y que había dictado una correcta y justa sentencia en un presunto caso de maltratos, no demostrado como tales, añadió cuatro líneas, bastante desgraciadas, como culmen de la resolución, que no las necesitaba. En ellas se apelaba a la apariencia externa de la mujer, que habría sufrido golpes propinados por su marido, como llamativamente poco advertible en casos similares. La portavoz (mujer) del Observatorio contra la Violencia Doméstica, tras leer la sentencia, declaró que no había nada incorrecto en ella, y por tal motivo era innecesaria la apertura de cualquier expediente, incluso informativo.

Bien: esta es la noticia completa y real. Creo que ya saben cuál fue el "resumen" de la misma, elaborado por algunos medios: un juez de Barcelona absuelve a un maltratador magrebí porque la víctima fue maquillada y adornada con abalorios al juicio, embutida en trajes a la moda. La víctima es una mujer musulmana que había sido comprada por la familia de su marido a los catorce años.

Busquen las siete diferencias.