Hubo una vez una calle trazada a finales de los años 50 que fue todo un acierto. Suscitaba la admiración de quien la paseaba o la descubría sorprendido al traspasar la Puerta de Almodóvar.

El agua rumorosa, discurriendo de principio a fin, resfrescaba esas siestas insoportables de Córdoba, las cálidas noches del verano y era una delicia levantarse temprano, con la fresca y disfrutarla.

Pero el agua tenía una inseparable compañera de color verde que la acompañaba de trecho en trecho.

Cipreses, naranjos, celestinas... se alternaban en los sillares rehechos de la muralla y contribuían a crear ese mágico ambiente que nos hacía exclamar a cuantas personas la paseáramos: ¡qué calle tan bonita!

Pero... el hechizo se ha roto.

Alguien que la tenga grabada en su retina no puede imaginarse lo que ahora se encuentra cuando traspasa la Puerta de Almodóvar o la pasea.

Una luz cegadora la atraviesa. Ha desaparecido casi toda la vegetación adosada o cercana a la muralla. ¿Para qué? nos preguntamos los vecinos una y otra vez.

¿Para destacar una muralla que no se protege de las palomas que la horadan sin piedad? Muralla que tiene aditamentos vergonzosos y peligrosos para los viandantes. ¿Para proteger los sillares de la construcción? Se puede observar que no está más deteriorada la zona anteriormente recubierta por naranjos.

¿Está detrás reducir las zonas verdes para reducir jardineros? Esto pudiera pensarse a la vista de la sustitución de vegetación por granito. En ésta y otras zonas de la ciudad.

¿Se pretende disuadir al personal que consume y vende drogas a la vista de todo el mundo, infancia incluida, en la más absoluta impunidad, porque ahora esten más "a la vista"? La evidencia nos muestra lo contrario. Todo sigue igual. Escándalos nocturnos, violencia, gritos... Y por aquí no aparece nadie, pese a las insistentes llamadas vecinales a la policía. Si vienen, su presencia, tiene efecto unos minutos. Pasados los cuales, estamos en las mismas.

Este es el panorama de una de las calles más conocidas, visitadas y, aunque de reciente creación, más emblemática de Córdoba. Quizás porque con la herencia, tan amada y elogiada de nuestros antepasados, habíamos conseguido aunar los elementos que nos relajan, nos sosiegan, permiten el encuentro entre las personas, la ensoñación, el disfrute y, muy importante, con sabiduría de siglos, contrarrestar los rigores de nuestro clima continental.

Todo se ha echado por la borda. Años y años de idas, cuidados y aciertos.

Ahora tenemos una enorme muralla rehecha con diferentes criterios, que discurre por una calle intransitable de calor, aunque con un nuevo paseo de granito. Literalmente "tomada" por personas que creen tener el derecho exclusivo de su "uso y disfrute".

Invitamos a cuantas autoridades y personas en general quieran presumir de calle ante quienes nos visiten. Pero me temo que lo que pueda ocurrir es que salga del circuito. Aunque lo veo difícil porque aunque no pernocten los turistas demasiado en nuestra ciudad, pueden preguntarle a cualquiera de ellos por tres espacios visitados y el 100% responderán: la Mezquita, la Judería y la Puerta de Almodóvar con la calle Cairuán.

Así que seremos famosos en el mundo entero. Desgraciadamente.

Lamento mostrar este panorama tan deplorable, pero el deterioro de esta calle no se suple con una limpieza del paseo superior de la muralla, una devastadora tala de árboles y un paseo de granito.

Y ahora, las propuestas. Encarecidamente demandamos a quien corresponda:

- Devolver la vegetación a la calle, plantando, naranjos y cipreses, si es necesario algo más retirados del lienzo de muralla. Hay trepadoras que no dañan: celestina, jazmines, dama de noche...

- Reparar el pavimento de la calzada, rellenando huecos peligrosos al andar.

- Colaborar económicamente en el adecentemiento de las fachadas de las viviendas, ocupadas en su mayoría por personas mayores.

- Control y vigilancia del peligro de salud pública que representa el mercado de droga existente.

- Ocultar el cableado masivo que existe.

Rectificar es de sabios y enmendar los errores ajenos tarea obligada de quien asuma la nueva responsabilidad.

Por el disfrute de esa Córdoba que queremos.

MARIA CARIDAD SERRANO GARCIA

Y 36 VECINOS MAS DE LA CALLE CAIRUAN