La verdad es que no he controlado el impulso de los dedos y al teclear el ordenador me salió en la pantalla la frase "no a la guerra" como un golpe caliente del corazón. En estos momentos la frase no es una posición genérica sobre la guerra sino la actitud frente esta guerra que Bush plantea contra Irak. Con el pretexto de salvar a Occidente y la convivencia de las civilizaciones, Bush está rompiendo esa convivencia y la guerra de las civilizaciones no parece una fantasía del brillante ensayista norteamericano Samuel Huntington, sino algo que podremos ir palpando y padeciendo en un futuro que se nos está echando encima. El alma de Europa, si alguna vez está Unión Europea tuvo alma, la inminente guerra ya la ha despedazado. Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, cinco de los seis países que fundaron el Mercado Común, están en una apuesta activa contra el belicismo de Bush; el sexto, la Italia de Berlusconi, tiene una posición favorable. Entre nosotros, el presidente Aznar exhibe unas ansiosas fiebres de apoyo incondicional a Bush. Un seguidismo ciego. Debió quedar deslumbrado cuando puso los pies junto a los de él en la famosa reunión de Canadá, mientras ambos se fumaban un puro. Viendo la fotografía uno puede imaginar este diálogo: "George, tu estás llamado a hacer grandes cosas y cuando las hagas, yo te seguiré".

El papa Juan Pablo II no se ha conformado con declamar una posición de buena voluntad en contra de esta guerra preventiva sino que ha puesto a toda la diplomacia Vaticana a trabajar a destajo para evitarla. Dentro de unos días recibirá al vicepresidente irakí, el cristiano copto, Tarik Asiz. Le pedirá una colaboración sin condiciones con los inspectores de la ONU para llegar a la eliminación de las armas de destrucción masiva, pero también dejará muy claro que clamará con toda su autoridad moral contra la intervención americana. La posición del Papa ha sembrado el desconcierto y la irritación en la Casa Blanca y también en alguna otra piadosa casa presidencial. Tanto el Cardenal Secretario de Estado Angelo Sodano como sus dos colaboradores más importantes, los monseñores Tauran y Martino, han tenido importantes intervenciones descalificando le legitimidad de esta guerra.

La posición del gobierno español es diametralmente opuesta a la de la Iglesia Católica y a la de los obispos españoles. Este hecho no tendría importancia en si mismo, pero el gobierno español cuenta entre sus componentes a importantes miembros del Opus Dei y de los Legionarios de Cristo, entre ellos el ministro de Defensa. ¿Oirán la voz del Papa a través de sus instituciones religiosas?

Bush se declara un hombre profundamente religioso y un hombre de oración y por eso ha manifestado que le pide a Dios que le de fuerza para cumplir la misión de asegurar el triunfo de la libertad frente a sus enemigos. Aquí Bush está implorando al Dios de la guerra. Se han hecho muchas guerras en el nombre de Dios como si la guerra fuera un instrumento de la providencia divina. No lo es y debemos rebelarnos a que se instrumentalice de nuevo el nombre de la Divinidad. Sadam, el carnicero de Bagdad, también invoca el nombre de Dios para que destruya a sus enemigos. La Biblia y el Corán han sido invocados a lo largo de la historia para alimentar la guerra, pero también es cierto que en el Corán hay unos veinte suras invitando a la paz y en la Biblia muchos más versículos en ese sentido.

Los Evangelios pueden ser una fuente inagotable a la hora de construir sólidos argumentos contra la violencia. A estas alturas de la historia hay que leer los Libros Sagrados buscando los apoyos para la paz siguiendo el ejemplo de Juan Pablo II. Entre nosotros, el obispo monseñor Javier Martínez, también dejó muy clara su posición en contra.