Opinión | A LA CONTRA VICENTE LUIS MORA

ARGENTINA (PARA ANDRES)

Apenas quedan unos días para Navidad. Lo denuncian las luces ya puestas en las calles, el ambiente relajado, los horarios más flexibles de los comercios, las tiendas abiertas en domingo, los anuncios de cava y perfumes, las ofertas de artículos de lujo, el turrón en las esquinas, los precios de las gambas. El espíritu navideño está presente en los escapates fastuosos y los belenes que incitan a comprar dentro de las tiendas o en las inmobiliarias. Nos indignamos ante el desastre gallego, ante el chicle negro (brillante imagen de Carlos Herrera) adherido a los dientes de las rocas, inmasticable, indigerible. Ponemos el grito en el cielo y los marineros gallegos se quejan porque las ayudas van a llegar justo en Navidad. Si no reciben las ayudas a tiempo, ¿cómo van a comprar las gambas para Nochebuena? Disculpen mi dureza, pero estoy hasta las narices de estupideces. Anteayer vimos a un puñado de argentinos invadiendo un establecimiento de comidas de caridad. A los argentinos, dañados por una auténtica mala gestión de seis generaciones de gobernantes y por la presión vergonzosa del FMI, las ayudas no les van a llegar nunca por parte de su gobierno. Yo no soy un especialista en política argentina, pero sí en detectar sufrimiento, y, la verdad, no he tenido muchos problemas para comparar los grados de dolor del pueblo gallego y el pueblo argentino. El futuro de la costa gallega está aplazado; el de la costa del cono sur americano está secuestrado. La recuperación gallega es cuestión de tiempo; la de Argentina es cuestión de milagro. Lamento decir, pero alguien tendrá que hacerlo, que los habitantes de los municipios gallegos afectados son unos privilegiados, porque tienen detrás un Estado protector y más o menos potente que va a echarles una mano a corto plazo. Tienen su ayuda, la del Ejército, y la de miles de voluntarios que echarán unas semanas y volverán después a su casa, a comer caliente. En Argentina ningún voluntario tendría la seguridad de volver, ningún Estado está en condiciones de proteger nada, y en cuanto a los milicos... lo mejor es que no se muevan del sitio. Ayer llegó a mi casa un folleto publicitario con cestas de navidad para perros. Repito: cestas de navidad para perros. Treinta euros. Descuentos con tarjeta. Estamos locos.

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