El nadador estadounidense Caeleb Dressel, quíntuple medallista de oro en los Juegos de Tokio, admitió hoy que en esta cita "sintió la magnitud de la presión" como máximo favorito en todas las pruebas donde compitió, aunque eso no le impidió marcharse con cinco oros.

"Soy muy consciente de que está ahí, la presión está bien. Estoy bien con ella siempre que pueda lidiar con el estrés y eso al final depende de mí", dijo en un encuentro con los medios Dressel, embajador de la marca Omega, el cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos.

"Cada año es completamente distinto. Esta vez era una sensación diferente, siempre hay algo nuevo, algo a lo que puedes adaptarte o alguna pieza que puedes añadir", dijo el deportista al ser preguntado sobre cómo ha lidiado mentalmente con la exigencia de la competición.

Para Dressel, resulta "divertido" hacer ajustes a la hora de gestionar la presión y las expectativas, aunque también admitió que "aún puede mejorar" en su manejo del estrés.

El nadador estadounidense, cuyo físico resulta imponente también vestido de calle, atendió a los medios este lunes después de cerrar su participación olímpica en la víspera consiguiendo sus dos últimos oros, en los 50 libre y en el relevo 4x100 estilos.

Al terminar tan intensa jornada, el deportista de 24 años se fue tarde a la cama después de "escuchar algo de música y de jugar un poco al póker" para tratar de desconectar, aunque le costó conciliar el sueño, según relató el llamado a suceder a su compatriota Michael Phelps como mejor nadador de todos los tiempos.

El de Florida se define a sí mismo como "un poco aburrido a veces", aunque prefiere dejar que sean su familia y sus amigos quienes hablen de cómo es su personalidad.

Hombre parco en palabras, Dressel dedicó a los medios menos tiempo del que tardó junto al equipo estadounidense en nadar el relevo 4x100 estilos y fijar un nuevo récord mundial (3:26.78), en el encuentro organizado en el stand de Omega en el Fan Park de Tokio 2020 antes de que el deportista tomara el vuelo de regreso a Estados Unidos.

En su equipaje iban cinco medallas de oro, una cifra sólo superada por dos leyendas como Phelps, ganador de ocho oros en Pekín 2008 y Mark Spitz, que se colgó 7 en Múnich 1972.