La nadadora española Mireia Belmonte reconoció que a nivel mental había sido "difícil" prepararse para los Juegos Olímpicos de Tokio por sus molestias físicas, pero que "la ilusión" por estar en la capital japonesa le había ayudado "a no tirar la toalla", mientras que no se quiso poner objetivos en la cita, aunque va con "una buena preparación" y sin exigirse "menos".

"Ha sido difícil porque cuando las cosas van bien no nos damos cuenta y cuando van mal de verdad, hay que hacer ese esfuerzo por hacer un trabajo mental. En mi caso, con la ayuda de mi entrenador mental hemos ido pasando etapas de lesiones y al final hemos podido salir de la mejor manera posible", apuntó Belmonte este viernes durante un #SantanderTalks junto al director de Eventos y Patrocinios del Banco, Felipe Martín.

La de Badalona remarcó que los deportistas suelen estar "preparados para las cosas buenas, pero con las malas cuesta un poco más". "Hay que saber que hay un objetivo por delante y este era especial, así que tenía que luchar hasta el final por estar", subrayó.

"La fuerza se saca del día a día. Los deportistas pecamos a veces de hacerlo todo cuando el cuerpo está diciendo una cosa y la cabeza otra y es difícil buscar el equilibrio, pero en este caso ha sido más fácil porque quería ir sí o sí a los Juegos y esa ilusión me ha ayudado a seguir adelante y a no tirar la toalla", añadió la catalana.

Ahora, se encuentra "bien, físicamente mucho mejor" de sus problemas en el hombro que lleva arrastrando hace tiempo, una dolencia que junto a dos hernias inguinales "de principio de temporada" han provocado que no compita en los 200 mariposa ni pueda defender su oro de Rio 2016.

De todos modos, de las tres individuales en las que va a competir, los 400 estilos y los 800 y los 1.500 libres, no sabe cual va ser la "fuerte". "Tengo tres oportunidades de hacerlo bien y no quiero descartar ninguna, la mejor será la que mejor haya entrenado o en la que mejor me encuentre ese día", aclaró la cuádruple medallista olímpica.

"No puedo hacer una predicción porque no sé cómo me voy a encontrar o reaccionar. Las tres son las que más he nadado este año y es verdad que la progresión es bastante buena en el 400 estilos y me gustaría estar en la final", afirmó.

En este sentido, tiene claro que "cuanto más te centras en una medalla es cuando menos salen las cosas". "Lo importante es disfrutar del camino y del día a día. El trabajo grande está y ahora hay que centrarse en los pequeños detalles, soy una persona prudente y el primer paso es estar en las finales. La presión siempre me la pongo yo y estos Juegos los afronto igual, sé que no voy de vacío y que he hecho una buena preparación. No me voy a exigir menos porque no haya sido un año perfecto, aunque soy consciente de lo que ha pasado", recalcó.

"Voy con mucha ilusión y para mí es una recompensa estar en los Juegos. No va a ser un calendario como en Río de Janeiro, de seis pruebas, pero son tres bastante duras y el relevo 4x100 estilos, que tengo ganas porque nadar un relevo es especial porque no tengo la oportunidad de hacerlo con la selección y a ver si podemos mejorar el récord de España", prosiguió la española.

Ser abanderada, un "aliciente"

De lo que sí va a poder disfrutar es de una Ceremonia de Inauguración, ya que a las anteriores no acudió por competir al día siguiente y esta vez lo tendrá que hacer "obligatoriamente" al ser la abanderada junto a Saúl Craviotto. Por ello, "la ropa del desfile" es la única novedad en una maleta repleta de "emociones" y la "más especial".

Sobre el hecho de portar la bandera junto al palista, Belmonte opinó que ambos se lo merecían y que para ella es tanto "una recompensa a lo conseguido" como un "aliciente" para la competición. "España tiene la suerte de tener muchos deportistas y muy buenos, y para mí es un privilegio", confesó.

La badalonesa reconoció que no ha podido "hablar con ninguno de los anteriores abanderados", pero que ya sabe un poco lo que puede significar por la "mini experiencia" de haberlo sido en los Juegos Mediterráneos de Tarragona de 2017. "No es la misma magnitud, pero más o menos es lo mismo. No sé si estaré nerviosa, emocionada seguro", resaltó, dejando claro que aún no tiene "ni idea" de cómo va a ser el desfile.

Otra de las novedades para la laureada nadadora catalana es que no tendrá a su lado a su entrenador Fred Vergnoux, que debido a las restricciones debía de elegir en qué 'burbuja' estar y ha "decidido estar en la de aguas abiertas". "Ya he competido sin él en algunas Copas del Mundo. En la preparación ha estado y ya ha hecho su papel importante", puntualizó.

La deportista sabe que serán unos Juegos "bonitos y diferentes", pero que deben "valorarlos" porque hace a un año parecía "casi imposible" que se celebrasen. "Es bueno que se hagan para demostrar que, con cuidado y las medidas sanitarias, podemos seguir haciendo cosas cotidianas. Hay que adaptarse a todo lo que pase", aseguró la doble campeona olímpica de 200 mariposa, que cuando tenga "un descanso" tras Tokio meditará "lo que pueda pasar en el futuro" y si sigue hasta París.

Belmonte confirmó que viajará el martes "por decisión técnica" y que la "clave" para una buena adaptación al cambio horario será "no dormir hasta que sea de noche" el día de llegada a la capital japonesa, una adaptación que tendrá que hacer también para la "cosa extraña" de tener que nadar las finales por la mañana, aunque ya tiene la experiencia de Pekín 2008.