Desde que salió de 'Cuéntame cómo pasó', Elena Rivera (Zaragoza, 1992) no ha dejado de encadenar personajes televisivos con mucho peso. Fue protagonista de 'La verdad', 'Inés del alma mía' y 'Sequía' y ahora de 'Alba', la adaptación española del éxito turco 'Fatmagül', que estrenó Atresplayer Premium hace un año y que ahora llega en abierto a Antena 3. No es un papel como los demás, ya que interpreta a una joven que es víctima de una violación por parte de cuatro chicos.

¿Cómo se enfrentó a un personaje tan complicado? 

Intenté abordarlo desde el máximo respeto posible porque no es un papel al uso. Como mujer, me tocaba bastante de lleno y había cosas con las que se me revolvía bastante el estómago. No solo por la violación en sí cuando se tuvo que rodar, sino también por todo el proceso que tiene que vivir esta chica. Muchas veces se encuentra con la culpa, con que no la creen... Había que plasmar una realidad que, por desgracia, está ocurriendo.

Tras la violación, su personaje no deja de ser juzgado. Incluso le preguntan al tomarle declaración: ¿Llevaba ropa interior? 

Hay un poco el mensaje de buscar la explicación de por qué ha ocurrido. Lo que se plasma en la serie es que todavía se busca la culpa en la víctima. Y, sobre todo, intentar que se haga justicia y que entren en la cárcel los que lo han hecho. Se ha buscado un personaje que saca fuerzas de donde no las hay para intentar seguir con su vida y que lo que le ha ocurrido no pase más, o que por lo menos se tiene que contar. Lo bueno de esta serie es que no pretende lanzar eslóganes, e incluso se ve a otras víctimas que no tienen la misma fuerza que Alba y les puede más el miedo y encerrarse en casa.

Y no todas las mujeres son buenas en 'Alba'...

Todos los personajes tienen sus aristas y habrá gente del círculo más cercano de Alba que, en lugar de empatizar con ella, la juzga. Y luego está el personaje de Adriana Ozores, una mujer que está en otro 'status' social y que es la madre de uno de los chicos. Así que para nada se pinta a todas las mujeres como heroínas, sino que hay de todo.

La serie, además, plantea la vuelta de tuerca de que en la violación podría estar implicado el novio de Alba (Eric Masip).

Es una montaña rusa de emociones. Cuando cree que se le ha caído el mundo encima y el único apoyo es su novio, se entera de que él podría estar implicado y es cuando empieza la pesadilla. Y además, todo le pasa volviendo a casa. Yo vivo en Madrid pero soy de Zaragoza y, cuando vuelvo a mi ciudad, es como volver a la seguridad, donde no te va a pasar nada. En cambio, cuando ella vuelve al pueblo empieza su calvario.

Cuando volvía a casa tras el rodaje, ¿le resultaba complicado dejar en el plató toda la carga emocional del personaje? 

Tengo mucha facilidad para salir de los personajes cuando paramos el rodaje. La única vez que me he quedado con el estómago revuelto fue al rodar la violación. Estaba todo pactado y coreografiado, pero estuvimos ocho o 10 horas para tratarlo con mucho cuidado, para no caer en el morbo o el sensacionalismo.

¿Recurrió a 'Fatmagül' o a otras series que han tratado recientemente el drama de una violación, como 'Podría destruirte' o 'Creedme'? 

Los directores no se negaban a que viéramos 'Fatmagül', pero nos dijeron que, al final, 'Alba' tiene su historia propia y había que crearla entre todos en los ensayos y en el 'set'. A mí sí que me ayudó ver 'Creedme' y 'Podría destruirte' para tener una herramienta para saber qué se puede sentir o cómo se puede reaccionar en ciertas situaciones. Fui cogiendo diferentes cositas de cada una.

"Estuvimos 8 o 10 horas para trarar la escena con mucho cuidado, sin caer en el morbo"

¿Cree que hubiera sido difícil que una serie como 'Alba' se hubiera hecho antes? ¿Sigue siendo tabú el tema que trata? 

A mí lo que me llamó la atención es que 'Fatmagül' existiese hace una década, y más viniendo de un país como Turquía. Han pasado 12 años y todavía sigue siendo un tema tabú, está muy tapado, no quieres reconocer que ocurre pero, por desgracia, ocurre un montón. Aquí se demuestra que cuando ves algo con lo que no te sientes a gusto es porque hay una desigualdad en la sociedad. 'Alba' se ha lanzado a mostrarlo y es de admirar. No digo que cambie el mundo de un día a otro con esta serie, pero si poco a poco conciencia y la gente se para a pensar que es una realidad que ocurre, algo habremos aportado.

Usted tiene un aspecto muy dulce, pero le suelen dar papeles de mujeres intensas o con grandes dramas personales. 

Eso me encanta. Soy consciente de que tengo una imagen más angelical y me motiva ese contraste, porque soy un poco así, bastante guerrillera. Cualquier cosa complicada me la tomo como un reto para aprender y si tengo la oportunidad de interpretar a esas mujeres con agallas, fuerza y valentía estoy encantada. Además, creo que ese contrapunto de un personaje que parece una cosa pero luego es otra suele llamar la atención. 

Pronto la veremos en otro proyecto, 'Los herederos de la tierra' de Netflix. ¿Cómo es su personaje? 

Lo he disfrutado mucho porque hay un proceso de transformación en ella, empieza siendo una cosa y acaba siendo una mujer que coge las riendas. Ha sido interesante porque tenía que afrontarla desde un punto más humilde, no tanto como mujer empoderada, y como ahora estoy más acostumbrada a eso y en el fondo soy un poco así, he tenido que frenar y decir: esto es otra cosa.

Desde que salió de 'Cuéntame' no ha parado de trabajar. ¿De dónde ha sacado tiempo para acabar la carrera de magisterio en educación infantil?

Llevaba con la carrera como seis o siete años y solo me faltaba el trabajo de fin de grado. Vino la pandemia y el confinamiento y aproveché para rematarlo.