Cuando Josep Pedrerol (Barcelona, 1965) tenía 9 años ayudaba a sus padres en el taller familiar. Era una pequeña empresa de electrónica que fabricaba piezas para aparatos de radio y televisión. Mientras lo hacía, escuchaba a Luis del Olmo en un transistor. Ahora al que escuchan, al que ven, al que quieren, al que odian (algunos), es a él. Millones de personas ven cada día a Pedrerol en sus diferentes formatos. Es el hombre de moda en la comunicación.

“Estoy en un momento de máxima felicidad. Disfruto mucho con lo que hago: “Jugones” (informativo deportivo de La Sexta) y “El Chiringuito” (programa deportivo nocturno de Mega). Tengo un equipo de gente joven que me hace ver lo que está pasando. El mundo cambia y siempre hay que estar en evolución”, dice al teléfono el conocido periodista de Atresmedia. Lo que está pasando es que Pedrerol se ha convertido en pocos años en un referente absoluto. No solo de la información: también es un reconocido rostro comercial.

 “No me gusta nada la popularidad. Me da vergüenza. A veces me sorprende que el tipo que va en el coche de al lado me conozca, baje la ventanilla, señale un autobús y me diga: ‘Mírate, ahí estás’”. Pero lo cierto es que Pedrerol está ahí. Su cara está en la calle. Literalmente. Por ejemplo, en los autobuses: el catalán es el protagonista de un spot publicitario de la compañía Tax Down, una empresa de asesoramiento fiscal.

Su rostro figura en la parte trasera de muchos vehículos públicos. En el citado anuncio, Pedrerol aparece acompañado de un periodista que fue becario en “El Chiringuito”. “Dudé en hacer ese anuncio. De hecho, cambié alguna frase de la grabación que no me gustaba. Le quise dar un toque personal. Para hacer el spot tuvimos debate porque no queríamos que pareciese que tratábamos mal a los becarios”.

"¿Qué los periodistas no pueden hacer publicidad? Es peor la propaganda", asegura el comunicador

 Las dudas de Pedrerol tienen explicación. Hace casi diez años el presentador estuvo en la picota tras uno de sus ya habituales cabreos en directo. Una encuesta a los espectadores no funcionaba de forma correcta, Pedrerol mostró su enfado con el equipo y sentenció: “Becarios, no”. Le cayeron por todos los lados. Estuvo cerca de dejar la profesión, como el mismo confesó. La frase todavía le persigue, pero ahora con humor, e incluso la utiliza de gancho comercial.

“Lo pasé mal con aquello, pero la gente lo entendió. Sobre todo, los propios becarios, a los que hay que cuidar. La frase se volvió un gag y la hemos cambiado por: ‘Becarios, sí”, dice el catalán, un imán para las marcas de publicidad de un tiempo a esta parte. Para recordar, su rostro en una lona gigante de la Gran Vía de Madrid como imagen de Aliexpress.

Ha colaborado con innumerables compañías, exhibiendo su talento en la televisión. Desde Pescanova, a Orange, pasando por Gillete o Ariel. Su tirón llama la atención de los publicistas. Una de las explicaciones al fenómeno es el éxito de él y de su programa en las redes sociales, caladero de las empresas.

"Cuando hablamos en la tertulia es un espectáculo, pero damos las informaciones más importantes", recalca Pedrerol

 “‘El Chiringuito’ es un fenómeno social y por eso me llaman más. También estamos en Youtube, Twitch, Tik Tok…. No solo me llaman a mí, también a redactores y colaboradores. Es un producto que llega más que antes”. Pedrerol es, pues, un periodista que se mueve como pez en el agua en la publicidad. ¿Dejaría el periodismo por el mundo de la empresa si le llegase una buena oferta? “Ni me lo plantearía. Nadie me haría una oferta para dejarlo, pero es que yo me levanto feliz cada mañana, con ganas de ir a trabajar. Soy un currante que tiene popularidad y no cambiaría el periodismo por nada del mundo”, responde.

 Muchos sostienen que un comunicador no debe hacer anuncios. “Es mucho peor la propaganda, que muchos la hacen sin avisar a través de sus programas. En la publicidad te avisan”, sostiene el periodista, al que también acusan de hacer “televisión espectáculo” en las tertulias nocturnas. Él se ríe, dice que no acepta lecciones, y le quita hierro.

“Nosotros hacemos comunicación: yo soy un comunicador. Cuando hablamos en la tertulia es un espectáculo, pero damos las informaciones más importantes. En ‘Jugones’, a la hora de comer, tenemos un programa de información total. Por la noche, con ‘El Chiringuito’, toca reflexionar, contrastar lo que decimos y debatir con nuestros tertulianos. La tertulia suma, ayuda al conocimiento”, asegura.

Mientras la charla tiene lugar, Pedrerol acude en su coche a las oficinas de Atresmedia para preparar el programa de esa noche.

-¿Con qué abres hoy?

-Estamos en ello, estamos en ello. Hay algo de Haaland, de Mbappé… Algo saldrá.

Se despide reflexionando de la fama que ahora le persigue y que no se esperaba cuando decidió dejar su cómodo trabajo en Canal Plus entrevistando a dirigentes del fútbol en los palcos de los estadios. “Vivo con tranquilidad. Si soy sincero, nunca me imaginé que me llegasen a imitar en televisión. Eso significa que nos ven mucho. La gente me conoce por la calle, pero le doy naturalidad. Vivo en un barrio normal y trabajador porque mi vida es eso. No quiero vivir en La Finca (lujosa urbanización), me siento cómodo en un ambiente normal y la gente que me conoce lo sabe”. Y cada vez le conoce más gente.